Semana Santa de Cádiz 2020

Martes Santo en Cádiz: la no salida del Caído

El Caido

El Caido / Fito Carreto

Hermanos mayores, miembros de junta, responsables del cortejo, hermanos de toda la vida, capataces, cargadores... Hablan los principales afectados por la suspensión de las salidas de las hermandades gaditanas, que responden a dos preguntas directas:

1. ¿Cómo va a vivir o está viviendo esta Semana Santa sin procesiones?

2. ¿Cuál es su mejor recuerdo del Domingo de Ramos?

En el caso del Caído, responden a las preguntas el capataz del paso del Señor, Mauricio García; y el vicehermano mayor de la corporación, Emilio López.

Mauricio García. Capataz

1. Procuraré vivirla como llevo todo este tiempo de encierro, en casa con mis hijos, mis tres monaguillos revoltosos, con un tiempo de oración en familia por la tarde y el Martes y el Viernes estaré más enganchado a las redes con nostalgia, pero siempre intentando transmitirle a los míos que este trance hay que vivirlo con fe.

2. Momentos buenos hay muchos, pero quizás me quede con una recogida cuando cargaba la Virgen, que al salir para hacer la maniobra, que yo me encargaba de una de las ruedas, me encontré a mis padres. No era habitual que los viera en el recorrido porque ellos nunca han sido de acercarse al paso. Así que verlos allí acabado de salir fue una estampa que siempre llevaré conmigo.

Emilio López. Vicehermano mayor

1. Esta Semana Santa la estoy viviendo con una gran nostalgia. Una sensación que se mezcla con cierta inconsciencia porque es tal la cantidad de información que recibimos sobre la pandemia que parece que la Semana Santa se difumina. Y con esperanza, sabiendo que todo pasará y que el año que viene volveremos a la calle con ilusiones más grandes.

2. Mi mejor recuerdo del Martes Santo es también una buena anécdota. La primera vez que pude cargar a María Santísima de los Desamparados no lo hice de la manera habitual. Era el año 2001, y yo no tenía edad para cargar; pero sí contaba con el favor de mi amigo, entonces cargador, Romualdo Pérez Madueño. Yo salía de pertiguero en el Cristo, y acordamos que una vez recogido yo me quitaría la túnica y me metería bajo el paso de Nuestra Madre. Fueron apenas unos minutos, el tiempo suficiente para sentirme cargador y cumplir ese sueño que se mantendría en los años siguientes. El problema fue que cuando salí del paso, al entrar en la capilla me encontré de frente con el hermano mayor de aquel entonces, Pedro Reynoso, a quien tuve que confesarle, al preguntarme de dónde venía, que me acababa de salir del paso.

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