Diario Cofrade

Magna de Cádiz: Un jueves anacrónico

  • La ciudad se echa en masa a la calle en plena tarde laborable de septiembre para disfrutar de los siete pasos que se han trasladado a la Catedral

Imágenes de la primera jornada de traslados a la Santa Iglesia Catedral

Imágenes de la primera jornada de traslados a la Santa Iglesia Catedral / Jesús Marín

Tambores por aquí y por allá, manadas de ciudadanos –gaditanos y visitantes– ávidos de cofradías y un tanto desorientados por no tener el control que sobre los horarios e itinerarios sí da la tradición de la Semana Santa. Preámbulo clarificador de la que se avecina el sábado con la procesión magna que, visto lo de ayer, a buen seguro va a poner la ciudad boca abajo de público y va a llenar hasta el límite las principales calles del centro.

De repente, en pleno arranque de curso y cuando el verano agota sus últimos días con temperaturas que invitan poco a mirar a la playa, las cofradías han regalado un jueves pleno de cofradías. Siete, nada menos, que invitaban a reencontrarse con estampas, sonidos y olores que evocaban a la Semana Santa. Un jueves anacrónico en el que los primeros siete pasos de misterio han sido trasladados a la Catedral para quedar expuestos hasta primera hora de la tarde del sábado y participar luego de la procesión magna.

Las salidas de las cofradías se iban alternando desde los distintos templos. En extramuros reinaba en solitario un Despojado bastante arropado desde su salida, manteniendo esos andares tan diferentes al resto y acompañados, en esta ocasión, por la Centuria Macarena, que se estrenaba este jueves en Cádiz detrás de un paso.

Prácticamente a la misma hora se ponían también en el centro los cortejos en marcha, siempre buscando la  Catedral por San Francisco abajo, por Valverde como el Caído, por San Juan de Dios o por las calles del Pópulo como Medinaceli y Santo Entierro en ese cortejo conjunto. Todo confluía en una plaza de la Catedral que se convirtió en el gran epicentro de concentración de un público, el de Cádiz, quizás acostumbrado a buscar un mismo punto desde el que ver pasar todas las cofradías y no el encanto de ir a buscar los cortejos en lugares diferentes. Y el día de ayer tenía lugares especiales, como la cuesta de la Merced y la plaza de las Canastas para ver Sentencia o la calle Plocia para Cigarreras.

Hasta allí fueron llegando uno a uno los pasos. El primero –el Resucitado de San Francisco– lo ha hecho con retraso, lo que ha marcado luego la entrada del resto en Catedral, motivando algún que otro parón considerable, como el protagonizado por Jesús de Medinaceli bajo el Arco de la Rosa en un paso que lucía como nunca con ese monte silvestre salpicado de símbolos de la Pasión.

En casi cinco horas, una más de la que estaban previstas entre la primera salida a la última entrada en Catedral, ha vuelto la normalidad la ciudad, sabedora de que este viernes tendrá otra gran jornada cofradiera como antesala de la Magna que asoma con fuerza en la jornada sabatina. Tres días de puro anacronismo que las cofradías han regalado a Cádiz en este inicio de curso para conmemorar los 300 años del inicio de la construcción de la Catedral.

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