La Tribuna Cofrade

Disquisiciones vaticanas

  • Posibles escenarios que pueden presentarse respecto a las procesiones de Semana Santa avaladas por Roma

  • Todo apunta a que García Requejo será ‘reelegido’ pregonero para 2021

Vía crucis diocesano celebrado en la ciudad el 7 de julio de 2018

Vía crucis diocesano celebrado en la ciudad el 7 de julio de 2018 / Kiki

El mismísimo Vaticano le ha abierto una puerta trasera a las procesiones de Semana Santa. El decreto de la Congregación para el Culto Divino que tanta sorpresa generó y polémica ha causado ha puesto en las azoteas de los obispados una pelota que tendrán que rematar en los próximos meses los obispos. Roma llega a proponer los días 14 y 15 de septiembre (fiestas de la Exaltación de la Cruz y de los Dolores de María, respectivamente) como posibilidad para sacar esas procesiones suspendidas en abril; pero será Rafael Zornoza quien disponga qué va a ocurrir en Cádiz. Entre otras cosas, porque 14 y 15 es lunes y martes, con lo que tiene pocos visos de ser la fecha elegida.

Varios son los posibles escenarios que pueden darse en base al decreto de Roma y su guiño a las cofradías de Semana Santa.

El primero y más drástico sería, directamente, la no atención a la posibilidad que plantea Roma y, por tanto, la no convocatoria de ningún tipo de procesión ni en septiembre ni en ningún otro mes una vez supere España la situación actual de alarma. Algo que mantendría en blanco el calendario de procesiones extraordinarias que, al contrario de lo que viene ocurriendo estos últimos años, precisamente este 2020 no tiene nada previsto.

El otro escenario es que haya procesión, o procesiones. Lo que, a su vez, abriría la puerta a múltiples posibilidades. Entre otras cosas, porque Don Rafael tendría que decidir si las procesiones se celebrarían en todas las localidades de la diócesis, porque las de Semana Santa se han suspendido en todos los rincones, no sólo en la capital; o si, por el contrario, vuelve a plantearse una única procesión diocesana que tuviera como localización las calles de la capital.

Las posibilidades hablan o bien de un evento magno, que congregaría un número que habría que determinar de pasos y que habría que definir también si estaría formada esa procesión por imágenes cristíferas o por advocaciones marianas; o bien se puede plantear también un gran evento religioso festivo que sea presidido por alguna imagen en concreto que sea representativa (como la Patrona, el Nazareno, o similar) y que al término de esa celebración religiosa vuelva a su templo en procesión.

Por ahora Obispado y Consejo se limitan a señalar que la atención en este tiempo presente está puesta al completo en la epidemia del coronavirus y en la atención de tantos afectados que está dejando, tanto en lo relativo a la salud como en cuestiones sociales, económicas y de empleo. Ya tendrá Zornoza -y sus asesores cofradieros- de dirimir estas disquisiciones que el Vaticano ha dejado en su azotea.

El pregón

Los pregoneros de la Semana Santa y de las Glorias 2020 y el hermano mayor de Sanidad, con el presidente del Consejo Los pregoneros de la Semana Santa y de las Glorias 2020 y el hermano mayor de Sanidad, con el presidente del Consejo

Los pregoneros de la Semana Santa y de las Glorias 2020 y el hermano mayor de Sanidad, con el presidente del Consejo / Lourdes de Vicente

Que hoy debía celebrarse en el Falla para abrirnos la puerta de par en par a una Pasión en las calles que nos ha robado el coronavirus. “¿Cómo se puede tener un año más y una Semana Santa menos?”, se pregunta con toda la razón el pregonero, que asume con entereza la situación. Todo apunta, a falta de confirmación, que García Requejo será ‘renombrado’ pregonero de la Semana Santa de 2021, como ocurrirá prácticamente en todas las ciudades.

Las Glorias

Ojo porque la crisis del coronavirus amenaza ya seriamente el tiempo de Glorias. Tanto, que en el Consejo estarían empezando ya a valorar seriamente la posibilidad de suspender, o aplazar, el pregón de las Glorias que tiene encomendado Iván Roa. El estado de alarma, el confinamiento de la población, las limitaciones de los eventos que congregen a muchas personas… Hay demasiados interrogantes que siembran ya la duda sobre el normal desarrollo de los cultos y procesiones de las hermandades de Gloria; al menos, de las primeras del calendario.

La Palma

La Iglesia de la Palma abrió para rezar el Rosario con la Virgen a las puertas de la Iglesia. La Iglesia de la Palma  abrió para rezar el Rosario con la Virgen a las puertas de la Iglesia.

La Iglesia de la Palma abrió para rezar el Rosario con la Virgen a las puertas de la Iglesia. / Lourdes de Vicente

La acción de situar la Virgen de la Palma en la puerta de la iglesia el miércoles para celebrar junto a toda la Iglesia el rezo del rosario convocado por el Papa en el día de la Encarnación de la Virgen (antigua advocación de esta imagen) es un gesto que nos devuelve a las hermandades a nuestro verdadero ser, a aquello que las ha sustentado durante siglos y que ahora algunos acomplejados quieren alterar. Acercar la Virgen a los vecinos, aunque fuera simbólicamente, es un gesto enorme por parte de la hermandad y de la parroquia; y colocar el Crucifijo del Milagro es otro gesto que invita a la Esperanza. Ahora que tanto se cuestiona eso de salir en procesión para celebrar el fin de la epidemia (como se ha hecho toda la vida de Dios y que ha dado sentido a las hermandades) La Palma dio el miércoles una clara lección.

Elecciones

El Secretariado de Hermandades comunicaba el otro día (mediante un simple correo electrónico, sin ningún decreto ni escrito mínimamente formal, con lo importante que son siempre las formas) el aplazamiento de todos los procesos electorales que estuvieran en marcha o que se fueran a iniciar en estas fechas. Unas elecciones en una hermandad son tan importantes para su futuro, y en ocasiones están tan ajustadas estratégicamente en el calendario de cultos y actividades de la corporación, que posiblemente la mejor medida que podría tomarse a estas alturas fuera la prórroga por un año de aquellas juntas que terminaran ahora. Primero porque no se sabe lo que se alargará la situación actual a consecuencia de la epidemia; y segundo porque una vez superada, las hermandades tendrán que dar carpetazo administrativo y, sobre todo, económico, a la Semana Santa suspendida. Además, en el plano melancólico, para ningún hermano mayor de los que terminaban ahora (Descendimiento, Buena Muerte, Sanidad o Las Aguas) es buen final el que se ha dado este 2020.

Gestos

Banderola colocada en el balcón de la Santa Caridad en la Plaza de San Juan de Dios Banderola colocada en el balcón de la Santa Caridad en la Plaza de San Juan de Dios

Banderola colocada en el balcón de la Santa Caridad en la Plaza de San Juan de Dios

La Virgen de la Palma en la puerta para que los vecinos de la Viña la sientan más cerca. Una imagen de San Rafael en el balcón de la plaza de San Juan de Dios “para, de forma simbólica, implorar su protección sobre nuestra ciudad a la vez que favorecer que quien transite por la plaza en estos días eleve una oración en demanda de su ayuda”, como explica la hermandad de la Santa Caridad. Cultos extraordinarios en las redes sociales para pedir el final de la epidemia. Ángelus a las doce de cada mediodía en el WhatsApp de los hermanos del Perdón. Transferencias económicas al Consejo, que ya tiene más de 2.000 euros para comprar los artículos que necesiten los Sin Techo y para colaborar con Cáritas Diocesana. Bolsas y cajas de ropa acumulada en el Corralón de los Carros. Misas en Youtube. Pepe Valero pidiendo a los cofrades que se queden en casa. La Cuaresma de este año nos ha dejado sin altares de cultos, ni besamanos ni vía crucis por las calles; pero nos está dejando un reguero de gestos que testimonian que las cofradías también están muy presentes en medio de la epidemia.

EL DETALLE. La medicina perfecta

Mascarillas con las advocaciones del Huerto realizadas por la cofradía Mascarillas con las advocaciones del Huerto realizadas por la cofradía

Mascarillas con las advocaciones del Huerto realizadas por la cofradía

Pocas veces encajarán tan bien dos advocaciones de una misma hermandad en el contexto actual. En plena crisis del coronavirus, cuando el mundo entero ha comprobado estrepitosamente la debilidad frente a tanta tecnología y tanto avance; en medio de la incertidumbre de la epidemia y la preocupación de la salud de los nuestros, la hermandad de San Severiano ha tenido no sólo la voluntad de colaborar con la sociedad confeccionando las mascarillas tan necesarias como escasas (que ya han ido a parar a hermanos que las necesitaban o a una farmacia), sino el acierto de inscribir en ellas los nombres de sus titulares. “Oración y Esperanza”. No hay más. La cofradía del Jueves Santo se ha convertido en la medicina perfecta, al menos para la salud del alma, en mitad de esta histórica crisis. Oración y Esperanza. Nada más.

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