30 años de la restauración más polémica de San Fernando, que terminó en los tribunales
Aunque no llegó a ser tan controvertida como la de la Macarena, la intervención llevada a cabo en los 90 por Alfonso Berraquero en la imagen de la Caridad concluyó con una sentencia judicial que obligaba a restituir la imagen a su estado original
Los herederos de Antonio Bey demandaron a la hermandad y al imaginero apelando a la ley de propiedad intelectual al considerar que se había transformado sustancialmente la talla... y ganaron
Unas 300 personas piden la dimisión de la junta de gobierno de la Macarena en una concentración

San Fernando/Toda intervención en una imagen lleva consigo cierta dosis de inquietud y recelo para sus devotos. Nunca es fácil. Y ahí está el oficio del restaurador, tanto a la hora de afrontar la puesta a punto de la talla como luego al explicar con detalle y con total transparencia qué es lo que se ha hecho y por qué. El isleño Pedro Manzano, por cuyo taller han pasado ya no pocos titulares de las hermandades de San Fernando, puede considerarse el mejor ejemplo de ese buen hacer, que -justo es reconocerlo- en los últimos años se ha institucionalizado en las cofradías de la ciudad.
Aún así, tocar una imagen o retirarle la suciedad acumulada del rostro -lo que muchos erróneamente consideran una tonalidad morena- suele ser un asunto que siempre trae cola y, más aún, si dicha talla es uno de los grandes referentes devocionales. La misma restauración del Nazareno suscitó en su momento cierta polémica a su regreso por esas mismas razones, aunque la imagen que se mostraba tras la intervención era justo aquella la que le rezaron nuestros abuelos.
En Sevilla, la restauración de la Macarena ha desatado una fortísima polémica sin precedentes. Este lunes se vivió incluso una insólita concentración a las puertas de la basílica para protestar por la intervención.
No llegó la cosa a esos extremos, pero San Fernando también vivió hace 30 años una polémica restauración que dio pie a no pocos momentos de tensión allá por los 90. Y fue un caso de lo más peculiar. Los herederos del escultor Antonio Bey Olvera demandaron al imaginero Alfonso Berraquero y a la hermandad de la Caridad -cofradía de gran popularidad en La Isla, especialmente en aquellas fechas- por la restauración de la imagen que se realizó en 1992 apelando a la ley de propiedad intelectual ya que consideraban que había sido sustancialmente alterada.
Fueron años muy difíciles para la cofradía del Martes Santo y para sus numerosos devotos. Y también un caso insólito en los tribunales. En 1994, el Juzgado de Instrucción número 2 de San Fernando dictaminó que la imagen tenía que volver a su estado original, lo que un año después ratificó la Audiencia Provincial de Cádiz. Hace ahora 30 años de aquella resolución. Así que, en cumplimiento de la sentencia, la talla de Bey volvió al taller de Alfonso Berraquero para restituirla a su estado original. Los trabajos se llevaron a cabo en dos meses. En febrero de 1996 la imagen fue repuesta al culto tras esta nueva intervención, en la que -según contaba entonces a Diario de Cádiz el abogado del imaginero isleño, José Adolfo Baturone- se afrontó la retirada de la mascarilla que tenía la Virgen y se le retocó la cara para que volviera a tener su aspecto anterior. También se le volvieron a colocar las manos antiguas.

La polémica no quedó ahí puesto que los herederos de Bey mostraron su disconformidad también con el hecho de que la talla hubiese sido repuesta al culto sin que antes ellos hubieran visto el resultado de esta segunda intervención y hubieran dado su conformidad. Incluso llegaron a hablar de un nuevo recurso si consideraban que no se había restituido la imagen a sus orígenes. Los ánimos, no obstante, terminaron por apaciguarse y finalmente dieron por buena la actuación cuando acudieron al templo a ver la talla tras los últimos trabajos realizados en cumplimiento de la sentencia. Y ahí quedó uno de los capítulos más controvertidos de la Semana Santa de San Fernando más reciente.
En todo este asunto, no obstante, hay quienes defienden la actuación de Berraquero, que no hizo sino lo que todo escultor o imaginero venía haciendo desde hace siglos con las imágenes que pasaban por su taller. A él -comentaba hace unos años un escultor local- le tocó precisamente vivir ese momento en el que los criterios de conservación y restauración empezaban a definirse y a tenerse en cuenta en el ámbito cofrade. Probablemente, el juicio por la restauración de la Caridad fue el exponente más evidente de aquella transición.
Los titulares de la Caridad, de hecho, volvieron a ser restaurados por Pedro Manzano en el año 2010 en una intervención que resultó ejemplar. Y en enero de 2024, los hermanos aprobaron en cabildo una nueva restauración de las imágenes que todavía no se ha acometido y que ejecutará también este mismo especialista.
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