Renovar todas las farolas de San Fernando... salvo las de la calle Real: ¿Es posible atenuar el impacto visual de las catenarias del tranvía?
Aunque el Ayuntamiento ha anunciado la sustitución de todo el alumbrado público, tanto la iluminación como la imagen del centro de La Isla está condicionada por el Trambahía, las farolas-catenarias y un tendido de cables que no gusta a nadie
Hace 15 años se debatía ya la posibilidad de eliminar las catenarias en los tramos más céntricos
Los fondos de la Edil permitirán a San Fernando reasignar 9,2 millones para otro proyecto: renovar el alumbrado público
Haciendo memoria y tirando de hemeroteca habría que remontarse al 21 de febrero de 2006 para dar con la primera vez en la que se escuchó hablar de un sistema de catenarias que se integraba en las farolas del alumbrado público para minimizar su impacto en el casco urbano al reducir la presencia de postes en la vía.
Hace casi 20 años de aquello, que se anunció –precisamente– durante la presentación del proyecto del tranvía metropolitano de la Bahía, que se hizo en Chiclana. El tranvía, ya se sabe, finalmente no se pondría en marcha –tras múltiples retrasos y vicisitudes– hasta octubre de 2022. Aunque las farolas-catenarias no tardaron tanto en llegar a San Fernando. Las primeras se vieron ya en 2010. Entre agosto y septiembre de ese año se colocaron las primeras 65 en el tramo de la calle Real que discurre entre la plaza Font de Mora y la alameda Moreno de Guerra. Y pronto se vio que aquello –por decirlo así– tenía un encaje complicado.
La mejora urbana que por un lado aportaba la obra de la peatonalización de la arteria principal de la localidad chocaba de bruces con el tremedo impacto visual que suponía el tendido eléctrico del tren-tranvía, una instalación que afeaba considerablemente toda la estética de un centro que hasta entonces, aún con su tráfico rodado, había cuidado especialmente su imagen con un sello muy particular y, concretamente, con unas farolas de corte isabelino que aportaban cierta personalidad.
Al cableado que va de farola a farola se sumó además posteriormente todo el montaje de los componentes eléctricos: seccionadores, armarios de maniobra, protecciones y cables de alimentación. Lo cierto es que la fórmula de la farola-catenaria no gustó a nadie. Y, de hecho, sigue sin gustar.
Un viejo debate
Ya en 2010, coincidiendo con los primeros momentos de la obra del tranvía, se planteó cierto debate para eliminar ese impacto visual, al menos en los tramos más céntricos de la ciudad, tal y como se disponía a hacer Sevilla con su tranvía, donde los convoyes circulan por el centro histórico sin tener que engancharse a la red gracias a un sistema expresamente ideado para ello que evita la presencia de catenarias, al menos, en determinados puntos.
El PP llegó incluso a plantear una moción en el Pleno en este sentido. Pero aquello no llegó a ningún lado. Ni siquiera se planteó estudiar la cuestión ni modificar el proyecto en marcha aduciendo que nada tenía que ver el caso sevillano con el de La Isla, dado que lo de aquí no era un tranvía corriente sino un tren-tranvía, un sistema bimodal de transporte que hacía uso también de la vía del tren. Y además era el primero –y sigue siendo el único– que se hacía en España.
Poco más se pudo hacer entonces. De las mil historias que acompañaron la obra y el proyecto y la obra del tranvía, aquello no fue sino una más. Y para nada la más complicada, como se vio en años sucesivos.
Pero 15 años después de la instalación de aquellas farolas-catenarias, la estética urbana de la calle Real –y por ende, del centro de la ciudad– sigue preocupando. Esta semana lo reconocía la alcaldesa, Patricia Cavada, en declaraciones realizadas a este periódico al hilo del proyecto de renovación integral de la totalidad del alumbrado público de la ciudad que se acometerá gracias a las partidas que se liberarán con los fondos europeos de la EDIL.
Esta actuación alcanzará los 14 millones de euros y, basicamente, consiste en la sustitución de todas las farolas de la localidad. De todas, salvo las de la calle Real, claro. Porque estas, además de estar vinculadas a las catenarias que abastecen del tranvía, competen a la Junta de Andalucía y a la Agencia de Obra Pública. Así que cualquier cambio al respecto correspondería a la administración autonómica.
Eso quiere decir que en unos años se van a cambiar todas las farolas de La Isla– no solo por cuestiones estéticas y de mantenimiento urbano, sino también por aquello de la eficiencia lumínica y el ahorro energético– salvo las de la calle Real, que seguirán siendo las mismas. Y, a menos, que vuelva a plantearse la cuestión de prescindir de las catenarias, la imagen del centro más centro seguirá supeditada a ese tendido de cables.
"El futuro tiene que pasar por la eliminación de catenarias, al menos en algunos tramos"
"Siempre lo hemos dicho, el futuro tiene que pasar por la eliminacion de las catenarias, al menos en los tramos más céntricos, igual que en Sevilla", insistía Cavada al referirse a este cuestión dejando claro que no es algo que se olvide en el Ayuntamiento de San Fernando.
"Sé que no es lo mismo el tranvía que el tren-tranvía, evidentemente. Pero hay soluciones y creo que deberíamos buscar esas alternativas para eliminar las catenarias, al menos en determinados tramos. Ganaría la ciudad. Primero, por una cuestión de imagen, al no tener cables; y segundo, porque podríamos tener el mismo tipo de farola clásica que tiene el resto de las vías, lo que le daría una uniformidad estética y ganaría 100% la ciudad”, insistía la alcaldesa.
De hecho, el proyecto que tiene entre manos el Ayuntamiento para la renovación de las farolas se plantea tres modelos diferentes, dos de ellos de carácter 'clásico', pensados especialmente para ir a acorde con la imagen del centro y su entorno urbano.
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