Braulio González, candidato a Hijo Adoptivo de San Fernando: “Aunque no haya nacido aquí, me siento cañaílla como el que más”
Un movimiento ciudadano impulsa el nombramiento de González como Hijo Adoptivo para agradecerle toda una vida dedicada a la promoción del deporte
El COE se suma a los apoyos para distinguir a Braulio González como Hijo Adoptivo de San Fernando
A veces no es necesario nacer en un lugar para sentirse parte de él. Las experiencias vitales y el propio tiempo crean un arraigo y una sensación de pertenencia a una tierra y su pueblo que pueden ser incluso más fuertes que los vínculos respecto al sitio natal. Y esto es lo que le pasa a Braulio González, que nació en Pontevedra hace 85 años pero lleva la friolera de 66 años viviendo en San Fernando. Una larga etapa en la que Braulio ha acumulado numerosos logros, como formar una familia y haberse convertido en una referencia para el deporte isleño, ya fuese desde las filas de la Armada o como trabajador del antiguo Patronato Municipal de Deportes. Y todo apunta a que esta trayectoria será reconocida más pronto que tarde con un nombramiento como Hijo Adoptivo de San Fernando. Hace tres meses, el Club Natación San Fernando y un grupo de amigos de Braulio iniciaron el proceso para hacer realidad este nombramiento y desde entonces numerosas personalidades, colectivos y entidades han mostrado su apoyo a esta causa, entre ellos el propio Comité Olímpico Español. Dice el refrán que “uno no es de donde nace, sino de donde pace” y Braulio es de La Isla.
–¿Cómo llega un gallego de Pontevedra como usted a echar raíces en San Fernando?
–En julio del año 59 llegué a La Isla para realizar el curso de especialista y cabo segundo en la Escuela de Aplicación de Infantería de Marina. Poco después, el 14 de febrero del 60, nada más y nada menos que un Día de los Enamorados, conocí a mi mujer, Toni, en un guateque. Yo siempre cumplo lo que prometo y esa noche le dije que me iba a casar con ella. Y así fue, ya que cuatro años después estábamos casados. Cumplí mi promesa y ya no me marché de aquí, donde formé una familia con ella. Tuvimos dos hijas y un hijo, que tristemente falleció en un accidente de tráfico, y además tenemos seis nietos. Mi familia es lo primero. Siempre me han apoyado, aguantando mis viajes y ausencias por competiciones u organización de eventos. Mi mujer, mis hijas y mis nietos son mi razón para vivir.
–¿De dónde viene ese vínculo con el deporte?
–Desde pequeño me llamaron la atención todo tipo de deportes, aunque al final en lo que terminé destacando fue en judo. Me gustaba mucho jugar al fútbol; al baloncesto, aunque no fuese muy alto que digamos; y al balonmano, deporte en el que jugué en primera división bastante tiempo. También practiqué atletismo y tiro y hasta hice paracaidismo. Le di a todos los palos e incluso llegó el momento en el que ya no sabía que atender. Luego llegó el judo y fui primero campeón militar nacional de este deporte y después campeón civil de Andalucía y de España. Además, he estado vinculado con la Federación Española de Judo y llegué a ser seleccionador y entrenador del equipo nacional militar de judo y taekwondo durante once mundiales y seis campeonatos de Europa. Pero todo eso ya pasó, ahora tengo 85 años y me duele casi todo...
–¿Y cómo fue el paso de la Armada al Patronato Municipal de Deportes?
–Fue un paso difícil de dar. Ignacio Vera Bustamante me propuso organizar unas miniolimpiadas para los niños de EGB de todos los colegios de San Fernando. No había instalaciones ni nadie que estuviera preparado para asumir este reto, así que lo hice yo. También hay que decir que todo ello fue posible gracias a la implicación del que fuera capitán general, Hermenegildo Franco González-Llanos. De hecho, las finales tuvieron lugar en la junta de deportes de la Armada y él pagó los trofeos. Mi labor llegó a oídos del Patronato Municipal de Deportes y se llegó a la determinación de que yo debía de estar allí. Por aquel entonces el gerente del Patronato era Jesús Hidalgo, el concejal de Deportes José Manuel Porras y el alcalde Avelino Arias. Yo llegué para crear dos escuelas de balonmano en el colegio Vicente Tofino, del que también era profesor, pero al final se me contrató como director del departamento de actividades y jefe del área técnica. En el Patronato trabajé lo que no hay en los escritos y fui muy feliz durante 22 años.
–Usted vivió, en primera persona y desde dentro, la transformación que hizo de a San Fernando la ciudad del deporte, ¿cómo recuerda aquello?
–Cuando yo llegué no había ninguna instalación deportiva municipal. El Ayuntamiento no tenía ninguna. A partir del año 92 llegaron los cambios, que fue cuando se inauguró el pabellón deportivo del parque Almirante Laulhé. Y después ya vinieron instalaciones como la ciudad deportiva de Bahía Sur, el nuevo campo de la Bazán o el complejo deportivo Gómez Castro. Antes de eso las instalaciones que se usaban eran en su mayoría de la Armada, que siempre se lo ha puesto muy fácil al deporte en esta ciudad. Cuando ya se dispuso de instalaciones municipales el campo de la Bazán me sirvió mucho para poner en marcha el campeonato de campo a través, en el que participaban en torno a 3.000 niños y que luego fue al estadio de Bahía Sur. El campo a través era la prueba que más me gustaba de las que yo estaba involucrado, junto al memorial Carmona Páez.
–Desde entonces la ciudad no ha dejado de crecer como referente deportivo.
–Así es. De hecho, los galardones que se entregan en la Gala del Deporte antes se llamaban Premios San Fernando Ciudad del Deporte. Incluso la Junta de Andalucía nos llegó a reconocer con un premio como el Ayuntamiento que más promocionaba y trabajaba en el deporte. Mi vínculo con el deporte siguió adelante incluso después de que me retirase. Sin ir más lejos, desde el Patronato me llamaron para que me hiciera cargo del voluntariado del Campeonato Iberoamericano de Atletismo que la ciudad acogió en 2010 en el estadio de la ciudad deportiva de Bahía Sur.
–Aquel Campeonato Iberoamericano de Atletismo fue, sin duda, un claro punto de inflexión para San Fernando y contribuyó a que La Isla fuese percibida desde fuera como una ciudad orientada al deporte.
–Sin duda el Campeonato Iberoamericano de Atletismo de 2010 marcó un antes y un después. Hay que recordar que ya un año antes la ciudad acogió un Campeonato Nacional de Atletismo Universitario que también supuso un espaldarazo. También recuerdo con mucho cariño Mundo Vela 92, en la que fui responsable de las actividades paralelas, entre las que se encontraban abandono de buque, rescate o tracción de cuerda. De aquí me llevaron para allá.
–¿Y cómo vive usted ese momento en el que se entera que el Club Natación San Fernando y un grupo de amigos impulsan un movimiento para que se le nombre Hijo Adoptivo de San Fernando? Un proceso que, además, no deja de recibir apoyos, entre los últimos el del propio Comité Olímpico Español.
–La verdad es que estoy abrumado. No me esperaba tanto cariño, aunque soy consciente de que tengo muy buenos amigos y, por supuesto, el cariño de clubes, entidades, compañeros y el pueblo de San Fernando en general. Me quedo con ese reconocimiento y cariño, que me valen más que 100 títulos o medallas y lo dice alguien que tiene en su posesión la Medalla al Mérito Deportivo del Consejo Superior de Deportes. Con respecto al Club Natación San Fernando siempre he guardado un vínculo especial. Antes, la piscina de la junta de deportes de la Armada era la única olímpica y climatizada del entorno y a ella venían a entrenar clubes de toda la provincia. Yo conocía al que era su presidente, Antonio Bernal, e intentaba darles los mejores horarios.
–Ser Hijo Adoptivo de San Fernando no es cualquier cosa...
–El deporte ha sido mi vida y este nombramiento sería la guinda a mi historial y trayectoria. Yo ya hace muchos años que me siento cañaílla tanto o más que uno que haya nacido en La Isla.
–Sin duda toda una vida dedicada al deporte habrá dado para mucho.
–Siempre estuve rodeado de compañeros que me facilitaron la tarea y sin cuyo apoyo no hubiera conseguido tanto. Por eso me gustaría tener un recuerdo para aquellos que ya no están con nosotros, personas como Raúl Calvo, Rafael Carmona, José María Cebrián, Javier González, César Sánchez, Carlos Calvo, Manuel Prado, Antonio Espiau, Juan M. Villarín o Jorge Barón.
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