50 años de la Piedad: el pregón de una efeméride que ha sido mucho más que un aniversario cofrade en San Fernando
Manuel Jesús García Almarcha desgrana el ADN de la hermandad de la Misericordia en un pregón que pone el epílogo a los actos organizados en torno a la dolorosa, de cuya bendición se cumplen 50 años
La Virgen de la Piedad, en el convento de las carmelitas descalzas de San Fernando por su 50 aniversario
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Si hay una fecha grabada a fuego en el calendario de la hermandad de la Misericordia de San Fernando -más allá del eterno Jueves Santo- es la del 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada y jornada mariana por excelencia en la que la cofradía recuerda cada año la bendición de la dolorosa que tallara Luis Álvarez Duarte. La Virgen que vino hace exactamente 50 años para cambiar para siempre la historia de esta corporación pastoreña y, de paso, también la de la Semana Santa de La Isla. Manuel Jesús García Almarcha se ha encargado este lunes de Adviento de recordar ese aniversario redondo con el pregón que ha seguido a la función principal de instituto de la hermandad y que ha venido a ser el epílogo de un año grandioso y repleto de actos en la cofradía.
Allí, con la Piedad presidiendo con toda solemnidad el altar mayor de la Pastora en una de esas estampas históricas que deja el 50 aniversario de su bendición -casi nada- el pregonero ha hablado largo y tendido de la dolorosa y de su hermandad, casi como si levantara acta de una efeméride que ha sido para la Misericordia mucho más que la celebración de una fecha redonda y especialmente significativa: un despertar, la toma de conciencia de un inmenso legado cofrade que se remonta varias generaciones atrás, que tiene por delante mucho, muchísimo recorrido y que se ha hecho tangible a medida que sus palabras se sucedían en el atril.
Dos historias paralelas -la de la hermandad y la de Manuel Jesús García Almarcha- han confluido en el Pregón del 50 aniverario de la Piedad para ir verso a verso desgranando toda la secuencia del ADN de la hermandad de la Misericordia. El pregonero, presentado por José Luis Sánchez Mellado, ha partido en su alocución del emotivo y evocador recuerdo de su madre y de los lazos familiares que desde que era niño le pusieron en brazos de la hermandad hasta llegar a aquel 8 de diciembre de 1975 del que hoy se cumple medio siglo, 50 años que han transformado por completo a esta hermandad isleña.
Y en ese recorrido, el cofrade de la Misericordia no se ha dejado nada en el tintero, ni los recuerdos íntimos que nacen de su cercanía a la hermandad, ni la grandeza del Jueves Santo sin olvidar -imposible hacerlo- esas otras cosas que definen a la cofradía: la devoción a Jesús de la Misericordia o su especial vinculación con la Hermana Cristina. Al primero, su gran devoción, le ha dedicado una de las partes más sentidas del pregón. Y al hablar de la carmelita descalza y de su causa, ha pedido que la Piedad fuera la "madrina de su beatificación" cuando ese esperado día llegue y todo San Fernando se sume a la celebración. "Decir en La Isla Misericordia es decir Hermana Cristina", ha apuntado al recordar que la hermandad fue la promotora, impulsora y gran defensora de este proceso al que, afortunadamente, muchas otros se han sumado luego.
La Magna y el reencuentro que deparó la gran procesión esa tarde con la Virgen de la Soledad, el estreno del paso de palio de la Piedad en 1982 o la celebración del Año Jubilar de la Esperanza, que ha coincidido con el 50 aniversario de su dolorosa, han sido otras de las referencias en torno a las que el pregonero ha construido un relato en el que ella, la Piedad, ha sido una vez más la protagonista de una devoción que hoy, este lunes de Adviento, cumple medio siglo de historia compartida con La Isla.
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