Provincia de Cádiz

La vendimia apunta una caída de al menos el 15% y medio mes de retraso

  • Las estimaciones más pesimistas elevan la merma de cosecha al 20% · Se prevé un déficit de 20.000 botas de vino para reponer las existencias de bodegas

Los nervios en el Marco de Jerez están a flor de piel. Los viticultores están nerviosos por el retraso que acumula la uva y por la merma de cosecha; los bodegueros, por las tensiones en los precios que provoca la escasez de materia prima y la fuerte demanda exterior. Las primeras previsiones de una vendimia limitada, en parte por el arranque de viñedo, en parte por la ausencia de precipitaciones en los meses previos, se han quedado cortas y conforme se acerca el mes de agosto, decisivo para la evolución del cultivo, todos los indicios apuntan a una cosecha aún más restringida, con una merma media en el Marco del 15%, según las estimaciones más optimistas, que los más pesimistas elevan hasta el 20%.

Quienes peor lo tienen son los viticultores de Trebujena, zona donde mejor se aprecian los efectos de la meteorología adversa para el desarrollo de la vid y para la que, salvo vuelco inesperado, se augura ya una caída de producción del 30%.

La vendimia viene con un retraso acumulado de al menos dos semanas, lo que demorará hasta finales de agosto, principios de septiembre, el inicio de la recolección de la uva, repartida en pocos granos por la tardía brotación y el cuajado deficiente, apuntan distintas fuentes del sector.

Y las levanteras de los últimos días tampoco ayudan a mejorar la situación. "La viña soporta bien el calor, que contribuye a la maduración de la uva y a que gane jugo, sobre todo si las altas temperaturas del día alternan con blanduras por nocturnas", explica el presidente de los viñistas independientes de Asevi, Francisco Guerrero. Pero el viento de levante se convierte en el principal enemigo del viticultor, porque se acompaña de calor por la noche y seca la uva, puntualiza este responsable sectorial.

El Consejo Regulador del vino sondea en estos días las viñas del Marco para presentar al pleno del próximo martes una primera estimación de la vendimia, que en rasgos generales coincide con los cálculos de Asevi. El dato de posible calificación -la uva que se destina a la elaboración de los vinos de Jerez- que baraja la institución del vino es bastante significativo, pues apunta a un descenso del 15%, con calificaciones medias de entre 6.500 y 7.000 kilos por hectárea frente a las 7.600 que se alcanzaron la pasada campaña, que ya fue bastante corta.

En la búsqueda del equilibrio entre la oferta y la demanda, el Marco ha pasado de los excedentes de producción al déficit, de ahí el creciente nerviosismo entre los operadores del sector, en particular las bodegas, que en estos días intensifican los contactos para tratar de garantizarse un mínimo de suministro que le permita reponer existencias con el objetivo de atender sus compromisos comerciales.

Fuentes del sector productor y bodeguero aseguran, no obstante, que con la superficie actual de viñedo del Marco -que en los últimos años se ha visto reducida en un tercio para mantener unas 7.000 hectáreas, de las que sólo 6.400 están en producción este año- no se cubren las ventas de vino de Jerez. Es más, con el ansiado equilibrio apenas hay margen de maniobra, por lo que en un escenario de reducción de la cosecha del 20%, y para unas ventas de 84.000 botas -42 millones de litros) frente a unas existencias de unas 370.000 botas, se teme que puedan faltar este año unas 20.000 botas, si no más.

El riesgo añadido, para las bodegas, es que en las cooperativas ya no queda vino porque han dado salida a toda la producción del año anterior y el mosto del año cotiza al alza en el mercado exterior, que ya han empezado a tentar a los productores del Marco con suculentas ofertas y compromisos de pago a noventa días, práctica poco habitual en el Marco, donde los cobros se demoran sine die.

Es la ley de la oferta y la demanda. Y ante la escasez de la primera cabe esperar una subida de precios, también de los del vino, que sufre una considerable devaluación después de muchos años de crisis y de guerras internas que han lastrado al sector.

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