Tribuna

Aurelio azaña

Decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental

Algo debe cambiar, y pronto

Andalucía no es capaz de absorber el talento que genera. Un talento que, por cierto, aprovechan sabiamente otros países sin haber invertido un solo euro

Algo debe cambiar, y pronto Algo debe cambiar, y pronto

Algo debe cambiar, y pronto / rosell

Los ingenieros, y especialmente los que ya llevamos muchos años en el duro oficio de encontrar soluciones a problemas muy complejos, no somos muy dados al asombro. Hemos afrontado tantos retos, muchos aparentemente irresolubles, que a estas alturas es poco probable encontrar algo realmente sorprendente.

Sin embargo, no hace muchos días, un nuevo dato ha adquirido la categoría de sorprendente. Me explico. Con motivo de la puesta en marcha de la Oficina de Transformación Digital que el Ministerio de Industria ha encomendado al Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía para promover la industria 4.0 entre las pymes de la región, he sabido que el número de empresas andaluzas generadoras de soluciones digitales para la transformación de nuestra industria es lo más parecido a cero.

Estamos intentando, desde el Colegio de Ingenieros Industriales, que las pequeñas y medianas industrias andaluzas incorporen a sus procesos de fabricación soluciones digitales, pero no contamos con empresas en Andalucía capacitadas para ofrecer esas tecnologías. Una vez más tenemos que recurrir a proveedores de otras comunidades. Entiendo que si no existe este perfil de empresas es porque no hay demanda. Y ése es el verdadero problema: que la industria andaluza sigue estancada en el siglo pasado, sin un horizonte de progreso y transformación, perdiendo competitividad día a día. Y, mientras tanto, cientos de empresas de otras regiones subiéndose al tren de la digitalización, y, a su vez, generando ese nuevo tejido de empresas generadoras de tecnología aplicada a la industria. Sorprendente, a que sí. Y difícil de resolver, no digamos…

Para colmo, a esto se suma otro dato significativo de los últimos días. Uno de los think tank más prestigiosos de nuestro país, la Fundación Cotec, ha publicado el Mapa del Talento en España 2019. ¿Y a qué no saben en qué lugar se encuentra nuestra comunidad? Mi temor era encontrármela la última. Pero aquello no hubiera sido sorprendente. Nos encontramos en el número decimotercero, a solo cuatro puestos del último, que esta vez lo ocupa Canarias. El sesudo Mapa analiza y compara por primera vez en España la capacidad de atraer y retener talento de las 17 comunidades autónomas, utilizando el Índice Global de Competitividad en Atracción y Retención del Talento desarrollado por el Insead, con sede en París.

El índice obtenido para cada región se construye a partir de 52 indicadores que se agrupan en seis pilares fundamentales que condicionan el talento: facilitar, atraer, hacer crecer, retener, vocaciones técnicas y conocimiento. Pues Andalucía se encuentra por debajo de la media nacional en todos los pilares, retrocediendo a los puestos decimocuarto y decimosexto respectivamente en los pilares de retener y de vocaciones técnicas, los que a mi juicio más necesitamos.

Si mi nivel de sorpresa era importante al principio, ha adquirido cotas de aturdimiento cuando he sabido esto. Algo debe cambiar, y pronto, he pensado. No podemos seguir contemplando cómo las capacidades que requiere el nuevo escenario económico se van disolviendo en Andalucía poco a poco, casi sin darnos cuenta. No podemos permanecer impasibles ante una Andalucía incapaz de absorber el talento que genera, incapaz de dar una salida a los cientos de ingenieros y miles de profesionales egresados de nuestras universidades.

La industria, una vez más lo digo, es la solución. Y los políticos deben tomar buena nota. Sin industria seguiremos siendo el furgón de cola. Seremos unos excelentes anfitriones, y recibiremos el aplauso de las grandes organizaciones internacionales del turismo, la gastronomía y las fiestas. Pero nunca despegaremos más allá de una economía mediocre y complaciente, mientras nos vemos incapaces de retener el talento que generan nuestras aulas, en el que hemos invertido millones de euros y el sacrificio de muchas familias. Un talento que, por cierto, aprovechan sabiamente otros países sin haber invertido un solo euro.

Y si no, que se lo pregunten a los cientos de ingenieros industriales andaluces que tenemos repartidos por medio mundo, que no ven el día de volver a nuestra tierra por la sencilla razón de que "los sueldos allí son el triple", o de que "allí se nos ve como el futuro, invierten en nosotros, buscan que aprendamos y permanezcamos", según comentarios recientes publicados en la prensa.

Sin industria no es posible sostener profesionales cualificados, jóvenes que han invertido en su formación mucho tiempo, esfuerzo y medios. La industria, insisto, es la clave. La industria es la única capaz de retener el talento, generar empleo estable y afrontar salarios elevados a todos los niveles formativos. Andalucía debe hacer algo. Y pronto.

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