Tribuna

José Manuel Candón Ballesteros

Teniente de Infantería de Marina, Especialista en Desactivación de Explosivos

“Defensa y los números de la vergüenza”.

Hoyo de Manzanares, el duro recuerdo de los que ya no están

Funeral de los fallecidos en el accidente del Hoyo de Manzanares.

Funeral de los fallecidos en el accidente del Hoyo de Manzanares. / D.C.

24 de febrero de 2011, hoy se cumplen 9 años del fatídico “accidente”, en el que perdieron la vida cinco experimentados militares Técnicos en Desactivación de Explosivos, cinco añorados compañeros. Tres de ellos pertenecientes al Ejército de Tierra y dos al Cuerpo de Infantería de Marina, dos más fuimos heridos graves con secuelas de por vida, uno de ellos, éste que suscribe.

Se cuentan ya 3287 días de encarnizada lucha judicial, y varapalo tras varapalo los familiares de los fallecidos y los supervivientes del mal llamado “accidente” de Hoyo de Manzanares no hacemos más que fortalecer los deseos de obtener la justicia que el Ministerio de Defensa y su Justicia Militar nos llevan negando 470 semanas.

Aquel día perdieron la vida cinco grandes profesionales dejando atrás viudas, huérfanas, padres, madres, hermanos, familiares, amigos y compañeros, todos ellos sumidos en el más profundo dolor por la pérdida de sus seres queridos, dolor que no terminó con la pérdida de quien anhelas día tras día. Dolor que continúa con el posterior maltrato recibido por el Ministerio que siempre consideramos nuestra casa, nuestra familia, nuestra vida, la institución que ahora nos somete a una orfandad tutelar con su indiferencia, abandono, y con una falta de empatía más que reseñable.

Más de 2000 folios de instrucción y casi 365 días después de nuestra última petición por escrito al Juzgado Togado, en la cual solicitábamos una serie de actuaciones y pruebas documentales a la Justicia Militar, representada por el Juzgado Togado Militar nº 11 de Madrid, al frente del cual se encuentra la prestigiosa Magistrada Militar Comandante Doña Patricia Moncada, auditora que puso en duda en alguna ocasión la imparcialidad de los informes militares en accidentes, aun así siguen sin pronunciarse al respecto. Mención aparte merece la Fiscalía Militar ausente en todo momento y de manera pasiva excepto para situarse en nuestra contra como segundo Abogado del Estado, oponiéndose a nuestros escritos y sin intención alguna de esclarecer lo sucedido. Casi 365 días de dilación tras nuestra última comunicación con el Juzgado que bajo ningún criterio ni notificación han sido explicadas, ni argumentadas jurídicamente hasta el día de la fecha.

108 meses en los que hemos demostrado y acreditado que no fue un accidente, que se trató de un “atentado laboral” contra los Militares Especialistas en Desactivación de Explosivos que aquella mañana estaban realizando unas prácticas con 8 minas contra-carro y diverso material explosivo de distinta índole. Más de 56 kilos de explosivos, que según el Informe Técnico del Ejército de Tierra firmado por el General Jefe de Ingenieros y las testificaciones de los peritos Técnicos en Desactivación de Explosivos (TEDAX) de la Guardia Civil en diciembre de 2010 habían sido declarados “inútiles”, -Estado 40- en terminología castrense. Esto según el Manual MT7-023 significa que, por su peligrosidad, citando textualmente “NO son aptos, en su estado, para ningún tipo de empleo debido a su peligrosidad”, empleo que sí se produjo esa mañana que tanto nos cuesta olvidar.

“Atentado laboral” que, tras la autorización de la Dirección de Sistemas de Armas, la cual en 2007 irresponsablemente firmado por su General Jefe en el mensaje nº 661053 del 18 de enero, se autoriza el uso de dicho material en prácticas, no atendiendo al protocolo marcado para la desmilitarización del citado material inútil, por el grave peligro que entraña infringiéndose el Real Decreto de Prevención de Riesgos Laborales 1755/2007 para las Fuerzas Armadas.

470 semanas después los hechos aún no son constitutivos de delito, 9 años después las Diligencias Previas no han sido elevadas a Sumario siendo éste el procedimiento más adecuado para el esclarecimiento de lo sucedido, a pesar de la petición de los afectados personados en la causa, todo ello contra el “Código de Buenas Prácticas Judiciales” adoptada a propuesta del Presidente del Tribunal Militar Central implantado el año 2018, que delimita como hecho puntual excepcional y de cognición limitada unas diligencias previas. Un archivo, varios recursos, una reapertura, y las decenas de pruebas documentales y periciales mencionadas anteriormente, al parecer no son suficientes para que se empiecen a tomar medidas judiciales contra los responsables de la muerte de cinco militares, y de las secuelas graves del que suscribe y su compañero de fatigas el Brigada González.

Suman ya 4 Ministros de Defensa de distintos partidos políticos (PSOE-PP) los que han hecho caso omiso a las continuas peticiones de audiencia vía oficial para hacer llegar la problemática del caso de Hoyo de Manzanares, 3 Generales Asesores Jurídicos Togados, cuya parálisis procesal parece que no va con ellos y 4 Jefes de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), que no han movido un ápice por conocer lo sucedido, y por tanto, a día de hoy, no se han implantado medidas para que accidentes como el nuestro no vuelvan a producirse más allá del hecho puntual en unas maniobras en concreto y no como norma generalizada como debiera ser.

No se trata de indemnizaciones millonarias, se trata simplemente de honor, lealtad, profesionalidad y, lo más importante, de asumir las responsabilidades que a cada cual correspondan. La Justicia Militar no puede seguir ocultando mucho tiempo más lo sucedido, ya que obviar estos sucesos, conllevan que puedan volver a repetirse y pondrían en tela de juicio la eficacia e independencia judicial de la misma.

35 operaciones quirúrgicas, 592 días de baja, y un 79% de discapacidad, no merman mis deseos y fuerza para de seguir luchando por lo que se nos ha negado desde un principio hasta el día de la fecha, el conocer la verdad de lo sucedido aquella mañana, depurar responsabilidades y obtener justicia de una vez por todas.

Puedo haber perdido casi la totalidad de la vista y cinco compañeros y amigos aquel trágico día, pero mi lealtad hacia ellos y sus familias y con la ayuda de un teclado es más que suficiente para continuar denunciando el abandono de aquellos por los que hemos sido capaces de demostrar que daríamos nuestras vidas en el cumplimiento de nuestro deber, vidas que para ellos son números para estadísticas.

Cumpliendo ya 9 años, 108 meses, 470 semanas o 3287 días las cosas siguen sin cambiar, por mucho que se empeñen los órganos de dirección de la que siempre fue nuestra “Casa” en mostrar una lealtad y compañerismo de la cadena de mando que en realidad no existe.

Los números de la vergüenza. Teniente Candón, herido en acto de servicio, a la sazón vilipendiado y abandonado por Defensa.

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