Manual de disidencia
Ignacio Martínez
El Rey predica en el desierto
El presidente del Gobierno ha desaparecido. Felicitó las fiestas (de Navidad) en su última comparecencia del 15 de diciembre para hacer balance del año (la posterior del día 23 fue blindada, sin preguntas y para anunciar a la nueva ministra) y se quitó de en medio, consciente de que la cornada extremeña le afectaría en varias trayectorias. No esperábamos verlo hasta el 6 de enero en la pascua militar, cuando ayer nos obsequió con un vídeo que es la perfecta radiografía del personaje. Nos abre a la visita un salón del Palacio de la Moncloa, una estancia que estábamos deseosos de descubrir todos los españoles. Sánchez denomina a semejante chorrada una “house tour”. Por el uso del lenguaje los conoceréis. Un tipo que en la España de Cervantes, Lope, Calderón o Unamuno usa la expresión “house tour” es para tomar nota. Con lo bien que hubiera vendido el producto como “visita privada” y conseguir (já) que cada uno de sus administrados nos sintiéramos especiales. Deben quedar pocos conejos en la chistera y los estrategas estarán de asuntos propios o pergeñando cosas “chulas” para enero, como diría la vicepresidenta, la neocomunista perfumada Yolanda Díaz. Sánchez no ha dicho ni pío del batacazo extremeño, donde ha terminado de achicharrar al siervo Gallardo, pero nos enseña un salón de la Moncloa. ¡Oh, cuánta generosidad y transparencia! Es un producto perfecto de la política de tuit, zasca, mensajes cortos, concentración en lo superfluo y anecdótico y un recurso constante a la emoción y la sorpresa. Este Pedro bien podría habernos hecho un Renfe Tour para enseñarnos el funcionamiento de la Alta Velocidad. A sus compatriotas nos sirve de poco conocer el salón de los primeros consejos de ministros. Y su uso del inglés nos aporta todavía menos, salvo confirmarnos que sufrimos el presidente más frívolo de la democracia. Ya dijo Alfonso Guerra que los políticos de hoy echan a freír un huevo y lo cuentan en las redes sociales. Solo esperamos que la clase dirigente no nos cuente sus cenas de Nochevieja, cómo se comen las sobras el primero de enero o los preparativos de los Reyes Magos. No, por favor, no nos sometan a esas torturas porque en el fondo todos tienden a repetir los modelos. Cuanto perpetra el inquifatuo de la Moncloa crea escuela. Nos imaginamos al presidente viendo el discurso del Monarca en La Mareta, Quintos de Mora o Doñana y al día siguiente llamando a los guardeses de la Moncloa: “Poned ya el vídeo del House Tour, que la gente está hablando demasiado del Rey y no de mí”. La España Fatua no conoce fronteras.
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