La esquina
José Aguilar
Felipe VI, más solo que nunca
En la segunda parte del Quijote, la sobrina y el ama de Alonso Quijano procuraban apartarle del mal pensamiento de volver al ejercicio de su malandante caballería, pero era “predicar en desierto y majar en hierro frío”. Al Rey le pasa lo mismo con su discurso de Nochebuena. Advierte que la polarización erosiona la legitimidad de la democracia, reclama no dejarse llevar por los extremos y los partidos centrales ni se dan por aludidos. PSOE y PP actúan como fuese culpa de su adversario. Los catalizadores de la polarización han rabiado. Junts y ERC han puesto a Felipe VI como hoja de perejil. Podemos tampoco ha faltado desde el extremo izquierdo del tablero: compara el discurso real con el anuncio de Campofrío, que satiriza la polarización.
Vox, el extremismo radical populista más beneficiado con la falta de confianza en el sistema, no ha dicho esta boca es mía, aunque en tiempos pasados jaleaba los discursos de Nochebuena. El Rey observa en el estado de ánimo de los españoles “desencanto con el presente y de dudas sobre el futuro”, que son caldo de cultivo para posiciones reaccionarias. Las extremas derechas están de moda en Europa. Ya han conseguido ser las más votadas en Francia, Italia, Holanda, Austria, Hungría o Polonia, viven de la nostalgia a pasados nacionales inexistentes, que contraponen a la modernidad de una Europa unida. Se llaman patriotas, pero siguen las pautas de Estados Unidos; desmontar la UE y con ella sus políticas sobre inmigración, cambio climático, derechos humanos, límites a las tecnológicas americanas y libertad de expresión.
Pero el asunto no es solo responsabilidad de los partidos. En octubre, en las II Jornadas de Comunicación Local celebradas en Málaga, el director de El Confidencial, reconoció que los medios de comunicación se han dejado infectar por el virus de la polarización: “Tenemos que pedir perdón, hay una gran rectificación pendiente por parte de los medios”. En la misma sesión, el director de El Mundo admitió que “muchas veces la presión atmosférica te empuja a comportarte como en una bandería”. Hay periódicos que están en las trincheras hasta el cuello y hacen campañas de márquetin contra los muros...
El Rey pide respeto en el lenguaje y escuchar las opiniones ajenas. Pero de momento, predica en el desierto y maja en hierro frío.
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