Luis Sánchez-Moliní Carlos Navarro Antolín

Un presidente bajo sospechaPájaros no

La aldaba

13 de junio 2025 - 03:04

En los centros de salud de Andalucía hay unos carteles de la Junta que recuerdan la prohibición de acceso con mascotas. La gracia está en la alusión directa a perros, gatos y pájaros con los correspondientes dibujos para que no haya ninguna duda. No recordamos haber visto a nadie por la calle con su pájaro sobre el hombro como el capitán de un barco pirata, pero sí que se ven muchos pájaros con traje de chaqueta y otros muchos vestidos como piratas en plena capital, como si estuviéramos en un paseo marítimo. Tampoco hay fotografías de un paciente de la Atención Primaria acompañado por una cacatúa, un periquito, un canario o un diamante mandarín. Pío, pío. Solo queda pensar que alguien sí ha debido sufrir al personal accediendo al centro de salud con un pájaro en lo alto, bien amaestrado, o dentro de una jaula. El cartel de marras deberían colocarlo también al comienzo de los informativos de mediodía. O, al menos, que nos avisen al principio de la emisión de la aparición de los pájaros, como ocurre con las cautelas que nos meten antes de series y largometrajes, algunas de las advertencias son realmente irrisorias: “Desnudez, alcohol, tendencia al suicidio, violencia, lenguaje soez”. ¡Por Dios! Pues eso. A las tres de la tarde deberían realizarnos advertencias similares en la parte superior de la pantalla, justo antes de que aparezca el presentador del informativo: “Pájaros, mordidas, difusión de grabaciones privadas y tendencia a la irritación”. Y así nos sentiríamos avisados de la avifauna que nos acompañará durante la sobremesa. Una avifauna cambiante y de todas las tendencias y pelajes. Unos cantan mucho, otros muy poco. Unos tienen el rostro acochinado, otros altivo y con el pico hacia arriba. Unos con la mirada esquinada y aviesa, sobre todo el pájaro mayor, otros se hacen los despistados y están al acecho de pillar un mendrugo o las migas que dejen los pájaros mayores. Unos se limitan a repetir una y otra vez el canto de la especie dominante, otros no se separan del comedero. El cartel del centro de salud debería figurar a la entrada del Hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. Nos ahorraríamos muchos episodios. Los pájaros deben estar libres, en las ramas de los árboles, en los dinteles y pináculos, en los parques y las plazas, o cuidados en las casas con derecho a comida y bebida permanentes. Falta en demasiadas ocasiones una buena limpieza de jaulas. Hay pájaros muy sucios. Y temerosos del cante de otros pájaros. Política para etólogos.

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