Ola de antisemitismo global

La ciudad y los días

09 de octubre 2025 - 03:04

Avisaba ayer del peligro de echar leña al fuego nunca apagado del antisemitismo. Duró demasiado tiempo, dos mil años, primero alimentado por los cristianos, después por el racismo darwinista y ahora por la izquierda anti yanki-sionista.

El cristianismo se purificó de él cuando en 1965 Pablo VI publicó la Declaración Nostra Aetate: “No se ha de señalar a los judíos como reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras… Procuren todos no enseñar nada que no esté conforme con la verdad evangélica y con el espíritu de Cristo… La Iglesia (…) deplora los odios, persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra los judíos”. En 2000 Juan Pablo II oró ante el Muro de las Lamentaciones: “Dios de nuestros padres, habéis elegido a Abraham y sus descendientes para llevar vuestro nombre a las naciones. Estamos profundamente afligidos por el comportamiento de aquellos que, en el curso de la historia, hicieron sufrir a vuestros hijos y os pedimos vuestro perdón. Deseamos comprometernos en una auténtica fraternidad con el pueblo del Libro”.

En cuanto al antisemitismo racial moderno, la Shoah obligó a un examen de conciencia colectivo; y a quienes no tenían conciencia, a disimularlo. Es útil recordar, estos días de culpabilización de todos los israelíes y los judíos, los esfuerzos que se hicieron tras la guerra para desculpabilizar a los alemanes y hacer posible la reconstrucción. Las imágenes más duras de los campos de exterminio no se divulgaron parcialmente hasta 1956 y totalmente hasta 1984. En las películas de Hollywood se impuso dividir a los alemanes en perversos miembros de las SS y la Gestapo, y nobles militares opuestos a ellos.

Después vino el actual antisemitismo de izquierdas anti yanki-sionista y pro palestino. Lean el recién publicado El 8 de octubre. Genealogía de un odio virtuoso de la prestigiosa profesora Eva Illouz (Katz Ed.). En 2016 la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto distinguió entre los ataques antisemitas contra el Estado de Israel solo por ser una colectividad judía y “las críticas contra Israel similares a las dirigidas contra cualquier otro país, que no pueden considerarse antisemitismo”. Lo de ahora es lo primero: una ola de antisemitismo global.

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