Con la venia
Fernando Santiago
Zambombá
La primera noticia que tuve de un obispo de Cádiz fue en 1975 al leer Andalucía ¿tercer mundo?, donde Antonio Burgos citaba las homilías de Monseñor Añoveros, de manera especial aquella en la que hablaba de “chabolismo vertical” con el problema de la infravivienda. A Antonio Dorado tuve la oportunidad de hacerle una entrevista, donde dejó un toque a todos esos dirigentes del PSOE y el PCE que habían pasado por el seminario. Con Antonio Ceballos apenas tuve trato, estuvo involucrado en el caso de los ERE y se asustó cuando cinco locos se manifestaron contra la desacralización del Oratorio. A Zornoza lo conocí a instancias de Juan Manzorro. Cuando Juan estaba en la fase final de su enfermedad, llamé al obispo y fuimos a su casa, y desde entonces quedamos de vez en cuando. Él sabe que yo soy ateo recalcitrante y anticlerical, incluso me llama “comecuras”, a pesar de lo cual jamás ha hecho el menor intento por evangelizarme. Me ha sorprendido la denuncia de una persona sobre hechos que ocurrieron hace 30 años, por lo que casualmente ya ha prescrito. He de confesar que me cuesta trabajo creerlo. Es cierto que hay muchos casos de pederastia y abusos en la Iglesia, y es necesario esclarecerlos y reparar a las víctimas en lugar de esconderlos. El impacto de la denuncia ha provocado que todo el que tenía causas pendientes con Zornoza hayan arremetido contra el prelado. Comprendo a todos los ateos, son de los míos, y me llama la atención esos cofrades, muchos, que se quejan ahora del trato de monseñor cuando a Zornoza se le olvidó lo primordial: cesar a todos los miembros de las juntas de gobierno que no vivieran conforme a las normas de la Iglesia a la que presumen pertenecer, es decir, divorciados, adúlteros, malvados en general. Me llama más la atención los obispos que han dicho que la denuncia es “verosímil”. Verosímil es que se parece a la verdad, pero no es sinónimo de veraz. Es un adjetivo del ámbito de la imaginación, no de los hechos probados. Verosímil es que el fiscal general ordenase la filtración, que Mazón supiera que se estaba inundando Valencia mientras seguía con la periodista, que Juanma supiera el fraude de los cribados, que Begoña Gómez utilizase medios públicos para lucro privado, que al hermano del presidente le crearan una plaza por la cara, que Ramoní usase medios públicos para su tesis, que Ana María Sanjuán beneficiase a empresas privadas, que el PSOE recibiese mordidas, que Germán Beardo participe en los negocios de Sportech, que Kichi supera lo de Barcia y Albita. Nada de esto está probado, pero es verosímil.
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