Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Tribuna

Rafael Garófano / Historiador

El nacionalismo catalán, Andalucía y Podemos

En mis años de formación fue calando en mí la idea de que los trabajadores andaluces tenían más en común con los trabajadores catalanes (y de otras regiones) que lo que tenían con los terratenientes y los señoritos andaluces. Una "conciencia de clase", como opción moral, que también compartían muchos catalanes, simpatizantes, militantes y votantes del partido socialista de Cataluña. Una mentalidad que el neo-capitalismo, la sociedad de consumo y las políticas de derechas se encargaron de exterminar.

Esta "moderna" situación de desclasados consumidores, creo que ha facilitado que en Cataluña la burguesía y las elites dirigentes expandan el nacionalismo hasta hacerlo ideología dominante. Una ideología, inculcada en las escuelas y expandida por las instituciones y los medios de comunicación, fuera de la cual termina siendo incómodo relacionarse socialmente, complicado trabajar y difícil pensar y vivir con autonomía:

Somos primero y fundamentalmente catalanes, por lengua, cultura y "sentimiento", todos iguales. Siendo las diferencias sociales y económicas algo muy secundario. Y somos todos los catalanes, como colectividad de iguales, como pueblo, los que estamos siendo expropiados económica y políticamente por España. Si lográramos la independencia política entraríamos en una etapa histórica de apropiación, con más capacidad para decidir "lo nuestro" y más dinero y recursos para repartir entre todos nosotros. Será tanto el beneficio común que obtendremos con la independencia, (soltando el lastre de la España pobre, cutre y anquilosada) que los partidos que representan distintos sectores de la sociedad catalana, de "izquierdas" y de "derechas", nos uniremos dejando aplazadas nuestras diferencias secundarias (las sociales y económicas) para romper con la legalidad española. Para todo lo cual se considera fundamental anteponer el "derecho a decidir" a cualquier otro derecho o consideración. De esa forma, apelando a una democracia que esté por encima y por delante de la democracia de España, podremos alcanzar la independencia de una manera "presentable" en el discurso y en las formas, ante nosotros mismos y el mundo. Consecuentemente, cualquier actuación del Gobierno de España en contra de este "proceso" podrá presentarse como represor y antidemocrático. El victimismo volverá a retroalimentar el nacionalismo y el avance hacia la independencia.

Pero cuando yo analizo esta situación, lo que veo en primer término es la mentira, el egoísmo insolidario, la manipulación política, la explotación del sentimiento gregario, la nociva falsedad de un nacionalismo que no acepta ni que la soberanía nacional resida en el conjunto del pueblo español, ni la verdad inalienable de las personas: su posición social y económica, base real y condicionante de su ser y estar en el mundo. Los impuestos que pagan los que más tienen en Andalucía y en Cataluña, los servicios sociales que reciben los que menos tienen en Cataluña y en Andalucía, los fondos públicos que se malgastan o roban en Andalucía y el Cataluña, esa es mi perspectiva. La igualdad de derechos y deberes de todos los españoles, independientemente de donde nazcan, vivan o trabajen, tengan la lengua y la cultura que tengan.

Que un partido como Podemos, que se presenta como regeneracionista y de progreso, entre en el juego nacionalista de romper la soberanía nacional del pueblo español, apoyando el llamado "derecho a decidir" (eufemismo de una arquitectura política al servicio del separatismo), es de un oportunismo tan inconsecuente y reaccionario, que espero que las bases de este partido y todos aquellos que alguna vez lo votaron en Andalucía (creyendo que era el partido que ellos anhelaban y querían), con este asunto, de trascendental importancia para el futuro de los andaluces, ahora lo tengan claro.

Finalmente, también quiero mencionar aquí a aquellos "progres", colaboracionistas ignorantes con el separatismo, que se ponen de perfil declarándose "ciudadanos del mundo", cuando resulta a todas luces evidente que "el mundo" no tiene Administración ni Estado que se ocupe de los desequilibrios interterritoriales, de los servicios sociales, de los desempleados o de los pensionistas. Lo que socialmente se necesita es más racionalidad en los análisis y menos postureo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios