Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
La bajada de impuestos de Juanma Moreno ya la aplaudí aquí mismo. No puede uno pasarse la vida suspirando por la presión fiscal y dejar de agradecer que nos aflojen un poco la soga al cuello. No vengo a repetirme.
Sino a llamar la atención sobre la que ha liado el pollito. Se ha encendido un debate social sobre las bajadas de impuestos que ha forzado al contrario a decir cosas tan extravagantes para el oído de cualquier ciudadano medio como que el dinero no está mejor en el bolsillo del ciudadano medio. ¡Ah, ¿no?! Luego, la cosa se ha extendido, alcanzando incluso a barones socialistas que se han apuntado a la bajada, en Valencia y en Castilla-La Mancha nada menos. Eso ha descolocado del todo el discurso del Gobierno. Y todavía más. Este debate ha calentado el ambiente para los presupuestos generales del Estado. Cuando ahora vemos los gastos en que incurre el Ejecutivo recordamos que ayer no más nos decían que todo era para Sanidad y Educación.
Adonde quiero llegar es a la bola de nieve que ha montado Moreno Bonilla con su bajada de impuestos. Que, como bajada de impuestos, es muy cortita, poca cosa, y que seguimos asfixiados. Pero el jaleo ha sido mayúsculo. Lo que ha generado un descomunal debate público sobre la imposición, los límites del gasto y la ética de la tributación.
Como impuestos vamos a ahorrarnos poco, lo realmente rentable es fijarnos en esto. El mínimo cambio de lo dogmáticamente establecido produce un seísmo en la sociedad. Lo que contradice el derrotismo intelectual de la derecha española que se pensaba que, como un cambio grande, en serio, era imposible, mejor no hacer nada, resignarse a la comodidad y a que el rumbo lo marcasen los demás. Puede que el cambio grande no se pueda conseguir de una tacada, pero el cambio pequeño tiene, como se ha visto con la cosita impositiva de Juanma, efectos enormes, que multiplican lo que se ha hecho, y provocan nuevos cambios pequeños, medianos y hasta medio grandes.
Si hacemos un poco de memoria histórica, con perdón, veremos que las izquierdas han actuado así: cambio imperceptible sobre otro cambio minúsculo hasta que a España casi no la reconoce ni la madre que la parió. El método del pellizquito de Juanma se puede aplicar más allá de los impuestos. También en la libertad de educación, en la de expresión, en la defensa de la vida, en la elevación cultural, etc. Que un poco de cambio es mucho ya ha quedado nítido.
También te puede interesar
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Qué bostezo
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Pablo y Pedro
Con la venia
Fernando Santiago
Los que ponen la primera piedra
La Rayuela
Lola Quero
Lo parasocial
Lo último