Vía Augusta
Alberto Grimaldi
La conversión de Pedro
Españoles, pese a todo, Franco ha muerto. Nadie ha hecho más que el PSOE por resucitarlo. Ni Vizcaíno Casas con su célebre ...y al tercer año resucitó. Aunque la noticia en la semana de su efemérides ha sido sin duda la condena al fiscal general del Estado. Las mordidas de Cerdán y la petición de cárcel para Ábalos estaban descontadas. Y todas las miradas, mientras detenían a la cúpula del PP de Almería, se centraron en García Ortiz. Nadie parece consciente del punto de locura en que nos hallamos con tanta polarización y nadie parece dispuesto a frenar. Ni siquiera Ayuso deja de atizarle al fuego pese a su victoria.
El ruido de los chats de la izquierda también resulta ensordecedor. La mayoría opina, sin haber leído la sentencia, que no se puede condenar sin pruebas. Qué cosas. Siete magistrados deciden para nada, al parecer. Y si un socialista intenta poner cordura es tachado de colaborador con la fachosfera. Que ardan las redes sociales y que la prensa atrincherada haga el resto a diestra y siniestra. A las pocas horas se hablaba de golpe judicial. Como si los magistrados del Supremo salieran de una tómbola y no contaran con experiencia y amplio conocimiento del derecho.
Pedro Sánchez llama a defender la "soberanía popular y la democracia" frente a la "desinformación" y los "abusos" de quienes quieren "tutelarla". Podría añadir que las democracias se fundamentan en la división de poderes y en los contrapoderes que se controlan unos a otros. Y que cuando son ignorados se quiebra el principio de confianza en el Estado de derecho, como en los regímenes totalitarios. Quien sí celebró los 50 años de la democracia fue Felipe VI para apelar al consenso frente a la crispación. Felipe González también ensalzó la paz civil. ¿Qué nos está pasando? La falta de respeto ante la Justicia sólo se ve superada por el insulto a la inteligencia de unos y otros. Cuando Sánchez habló de levantar un muro, algunos le tomaron por ingenuo en una España acostumbrada a discutir de política.
Hay que reconocer que casi lo ha logrado. Hoy hemos optado por la autocensura porque el ambiente está tan envenenado que evitamos el tema. Convendría rebajar el tono por parte de todos. De lo contrario, será imposible reconducir un país patas arriba. Hay naciones en las que el fiscal general no depende del gobierno de turno. Pero a ver quién renuncia a investirse de un poder omnímodo para hacer y deshacer a capricho. Sin duda, sería la mejor fórmula para celebrar que el franquismo murió hace 50 años.
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