Carlos Navarro Antolín

¡España va como un cañón!

La aldaba

16 de mayo 2025 - 03:04

La verdad nos ha sido revelada desde la bancada azul de la Cámara baja, cada vez más baja por el nivel del debate con el que nos torturan sus señorías. Se levantó nuestra paisana María Jesús Montero en la sesión de crispación (perdón, de control) de los miércoles, precepto semanal en el calendario político, y cantó la verdad del barquero: “¡España va como un cañón!”. ¡Booom! Cañonazo contra la cruel oposición. Y eso que nuestro dilecto Elías Bendodo, perfectamente colocado en el tiro de cámara detrás del líder Feijóo, le afeó ser una pelota de Ábalos: “¡Vaya churreteo, como decimos en Andalucía!”. Si España es un cañón, Sánchez tiene que ser aquel hombre-bala que se anunciaba en los circos de las ferias antiguas. El caso es que Montero lleva cuarto y mitad de razón. Sabemos que el sueño de la razón puede generar monstruos y, de paso, sostener a gobiernos frágiles durante años. Mientras no falte el dinero a fin de mes, por poco que sea... Mientras sigamos batiendo marcas en la industria del turismo que supone uno de nuestros pilares maestros... Mientras haya que seguir reservando en restaurantes... Mientras sigamos sumidos en el escapismo vital provocado por haber empalmado dos crisis (la económica y la sanitaria)... Mientras los bancos sigan concediendo préstamos, no falten los fondos europeos ni los descuentos al transporte público colectivo... Mientras haya cola para entrar en los principales bares de las capitales... Mientras hayamos normalizado la falta de escrúpulos como estilo de gobierno, la mentira, el control férreo y desacomplejado de las instituciones, el movimiento de ministros como peones del banco azul a la Fiscalía o el Tribunal Constitucional... Mientras el Estado siga con una voracidad recaudatoria que le permita manejar, repartir y asignar a discreción... El escándalo de los mensajes privados desnuda a los políticos, revela la trastienda del poder y confirma muchas intuiciones. Hace años que sabemos de conversaciones privados. ¿O se nos ha olvidado cuando Felipe era “Dios” y Solchaga “el enano” en palabras de Benegas? Pero nada de eso penaliza, pese al indudable interés periodístico. Este país digiere muy bien las corrupciones, ¿cómo no va a tragarse los mensajes o verlos hasta como absolutamente normales? El cañón se quedará gripado cuando sufran los bolsillos. Entonces no habrá perdón, sino castigo. El sanchismo no tiene más ideología que el mantenimiento del poder por el poder. Ahí es clave la economía, el pilar maestro, y la populista demonización de “ricos”, “fumadores de puros” y “usuarios de Lamborghini”. El equipo económico de Génova tiene ese reto pendiente hace años.

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