Desde el atril

José Manuel / Romo

El beso de Judas

Y acercándose hasta dónde estaba le dijo ¡Salve Maestro! y le besó". En este tiempo cuaresmal me gustaría centrar la atención en Judas, aquel discípulo tan querido por Jesús y a la vez tan rechazado por todos después de haberlo vendido por treinta monedas. Judas fue un seguidor acérrimo de Jesucristo. Fue el encargado de las cuentas e incluso me atrevería a decir que fue su asesor de imagen, su amigo, su confidente. Muchas veces me pregunto cuántos Judas caminan a diario por nuestra ciudad vendiéndonos por unas pocas monedas, humillándonos, vilipendiándonos, levantando falsos testimonios y haciendo camino tortuoso donde antes había rosas. ¿Cuál es el fin de estos otros Judas, y qué intentan en cada una de sus actuaciones cuando nos acercan la mejilla para besarnos en una actitud de sumisión y de total abandono de las libertades?

Se nos llena la boca al hablar de democracia, de cómo tenemos que actuar cada uno ante la vida, pero se dice poco del libertinaje. ¿Somos conscientes de que estamos al libre albedrío de esos otros Judas que se acercan como lobos con piel de cordero hasta nosotros? Y ante este tipo de actuaciones ¿sólo nos defiende Dios?

El mundo de las hermandades es muy complejo, al igual que ocurre en otros muchos colectivos. También aquí existen otros Judas que te besan, que te aplauden y que te venden por treinta monedas. Es Cristo el que debe vivir en nosotros. Es Cristo el que debe estar en nuestros corazones. Vivamos este tiempo cuaresmal con verdadera unción cristiana. Tengamos la fuerza suficiente para poder abrir los brazos ante esos otros Judas. Pero sobre todo, intentemos ser cristianos para no caer en la tentación de ser nosotros también otros Judas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios