Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Pablo y Pedro
EL presidente griego, hastiado por las huelgas, barricadas y protestas que incendian su país, desde Atenas a Salónica, ha hablado a su pueblo acerca de su futuro con pocas palabras: "Elegid entre sacrificio o desastre". Ese mismo dilema es el que Obama le ha planteado telefónicamente a nuestro presidente hace unos días: elige entre sacrificio o desastre. Gracias a Dios, nuestro presidente ha cambiado de opinión y ha elegido sacrificio. Si no hubiese sido así, y creo que no exagero visto el devenir de los acontecimientos, probablemente este verano hubiésemos terminado en las barricadas.
Obama estaba muy preocupado por la situación española, y no era para menos. Grecia, a la postre, es un país pequeño y su quiebra no hubiese sido nada irreparable. Tampoco si hubiese quebrado Portugal. Bueno, quizás se hubiese visto algo perjudicada Francia. Pero si quiebra España, si quiebra España la historia hubiese sido distinta. El euro se hubiese ido a tomar por... llevándose consigo a Francia y a Alemania por el camino. Probablemente, terminando con la CE. Y, lo que más le preocupaba a Obama, es que hubiera puesto en riesgo la incipiente recuperación de Estados Unidos. Por eso, aconsejado por una preocupada Merkel, Obama llamó a Zapatero.
Para el presidente Zapatero la llamada ha sido a su vez empujón y excusa. Empujón, porque le han metido ese puntito de 'cangue' en el cuerpo que hace que un ser humano se decida a actuar. Y excusa, porque le da la razón perfecta para actuar sin perder demasiados votos. "Actúo obligado por las circunstancias y coaccionado por los amigos extranjeros del PP". Y estas dos circunstancias sumadas han obrado milagro: el nuevo plan de medidas del Gobierno.
Y la verdad es que Zapatero da en el clavo con el nuevo plan. Y no lo digo sin cierto regocijo, porque la verdad es que llevamos dos años desgañitándonos para que se tomen muchas de las medidas que se van a tomar en los próximos meses.
Da en el clavo la reducción de los sueldos de los funcionarios públicos. España es el país que tiene la función pública más ineficaz de Europa. La ratio gastos de personal público en proporción con el gasto público es la peor del continente. Aunque, en mi opinión, creo que es un problema de cantidad, más que de calidad. Tenemos demasiados funcionarios (Estado, autonomías y ayuntamientos) haciendo lo mismo.
Da en el clavo la suspensión de la revaloración de las pensiones. Es necesario que se haga de forma inminente. Esto tiene un impacto sumamente beneficioso en la prima de riesgo que está pagando España y, además, nos permitiría empezar a plantearnos una bajada de cotizaciones.
Da en el clavo la eliminación del cheque bebé. No ha tenido ningún efecto positivo. De hecho, esta primavera, a pesar del cheque bebé, la cigüeña pasó de largo. Este año, Cádiz ha sufrido el mayor descenso de natalidad de su historia reciente. El mejor incentivo para la natalidad es que la gente tenga paga segura y casa bien financiada.
Da en el clavo la reducción en ayudas al desarrollo. España ya es uno de los países del mundo que más contribuye al desarrollo de otros países con las remesas que mandan los inmigrantes a sus casas. Se calcula que cada año estos inmigrantes mandan a sus países más del 0,7 por ciento del PIB. Mucho más que otros países nórdicos, que se creen solidarios porque dedican el 0,5 al desarrollo y tienen cerradas sus fronteras a los inmigrantes con muros de cemento y espino.
Da en el clavo la reducción de las transferencias a comunidades autónomas y corporaciones locales. En España, con las transferencias, pagábamos tres veces por lo mismo. Un buen ejemplo son las competencias de Medio Ambiente. Al transferirlas a las comunidades, por una parte el número de empleados del Ministerio central, en vez de disminuir, aumentó. Y, por la otra, las comunidades triplicaron el número de funcionarios dedicados al Medio Ambiente. Y encima, cada vez hay menos linces. Pues como esto, todo igual. Sobran las explicaciones.
En definitiva, el plan planteado por el presidente Zapatero es lo que necesitaba España. Acelera la recuperación y tendrá un impacto inmediato y cierto sobre las empresas. El principal impacto es que las empresas por fin podremos disponer de más crédito.
Y además nos da un poco de tranquilidad. El efecto más positivo, sin duda, que vamos a tener es el de conjurar la serie de espirales que nos estaban llevando al precipicio griego. No somos conscientes de lo cerca que hemos estado del desastre. Por fin podemos decir que se aleja el riesgo de rebaja de la calificación de España.
Pero no todo es positivo, el plan también nos traerá problemas. Por un lado el consumo caerá a plomo como consecuencia de la rebaja de sueldos de los funcionarios y de la incertidumbre que se va a crear este verano (ya los estamos notando en los coches, índice avanzado de la economía, por excelencia). Y, por otro, estas medidas no serán suficientes, por lo que los impuestos probablemente subirán y si no, al tiempo. En Portugal ya han anunciado un impuesto especial anti crisis: el 'crisis tax'.
Hay un punto negro en todo este plan. Y es que todo ese sacrificio, todo ese ahorro, todos esos impuestos no van a servir para que se disminuya el paro en un solo empleo. Eso va por otro lado. Para que esto ocurra, es necesario que haya una reforma estructural del mercado de trabajo de la que el presidente no ha hablado, pero que se perfila absolutamente necesaria. Además, tiene que ser prontito.
En definitiva, da en el clavo Obama con su llamada. Da en el clavo Zapatero con sus medidas y damos en el clavo los españoles eligiendo sacrificio. Los únicos que nos pueden fastidiar esta historia son los sindicatos. Esperemos que no se dediquen a sacar nuestro clavo con otro, con el de las huelgas, las barricadas y cortes de puentes. Estarían clavando un clavo en su propio ataúd... que también sería el nuestro.
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