El balcón

Ignacio / Martínez

Vote lo que le pida el cuerpo

23 de mayo 2015 - 01:00

VOTE usted mañana lo que le pida el cuerpo. No haga caso a las encuestas, ni al mezquino mensaje del voto útil, ni a la propaganda interesada y vacía. Fíese de su instinto y dése el placer de votar lo que le venga en gana. Mañana es su día, la jornada en la que el ciudadano tiene la palabra. Le pueden engañar; no es descartable. Pero, como diría un falso Chico Marx en Sopa de Ganso, ¿a quién va a creer usted, al político embaucador o a sus propios ojos? No hipoteque su palabra y si se equivoca que sea con su criterio.

Puede utilizar como brújula sus mejores sentimientos. Vote al candidato o candidata que más honrado le parezca, a la más trabajadora, al más eficiente, a la más austera en gastos de representación, al más generoso en políticas sociales, a la más culta, al más carismático, a la más capaz, al más dialogante. Si no es por su reputación, puede clasificar a los pretendientes de su voto por sus realizaciones. Si su ciudad o pueblo están limpios, si han llevado a cabo proyectos que multiplicaran su atractivo turístico, si se han resuelto problemas de saneamiento, abastecimiento u otras infraestructuras… igual deben repetir los que hay en el cargo.

En caso contrario, quizá deberían ser sustituidos por otros que ofrezcan mayores garantías de cumplimiento en los próximos cuatro años. Y si sus simpatías no dan tanto de sí como para patrocinar a alguien, busque entre sus aversiones y vuélvalas del revés: puede darle su voto al menos corrupto, a la menos manipuladora, al menos populista, a la menos ordinaria o al menos soberbio.

No será por falta de opciones. Salvo alguna excepción, antes sólo había dos partidos con posibilidades de gobernar grandes municipios y autonomías. Ahora hay cuatro opciones y no se olviden de las minorías, que son los pasajeros de tercera clase en el crucero electoral. Con un 30 o 35% de indecisos, mañana puede haber sorpresas morrocotudas. Aunque por lo general los indecisos o se abstienen o se pronuncian por alguno de los grandes. Está en su naturaleza.

Si no le conmueven los aspectos positivos ni los negativos de los candidatos a seducirle, siempre puede votar en blanco, en caso de que esté entre los ciudadanos que consideran votar como un deber cívico. Y si está entre quienes opinan que votar es un derecho, pero no una obligación, siempre puede abstenerse. Las posibilidades de quedar conforme con uno mismo son infinitas. Lo único que debería evitar en todo caso es votar tapándose la nariz con los dedos. Mañana es un día de fiesta; disfrútelo.

stats