NO sé si es el momento de preguntarse sobre la necesidad de un segundo puente de tamaño faraónico para entrar o salir de Cádiz. No, obviamente no es el momento. Pero como los columnistas nos podemos permitir escribir de lo que queramos, yo me lo pregunto, así, a destiempo. Y me contesto que es (era) muy dudosa esa necesidad. Y ya puestos, lo importante tal vez sea reconocer que, aparte de la bronca política, da lo mismo que la obra se acabe en el Doce que en el trece siempre que se termine, y siempre que se tenga en cuenta que aquella obra se proyectó en los años en los que parecía que el dinero no se iba a acabar nunca. Porque todos criticamos los derroches presupuestarios, pero reclamamos que la parte del despilfarro que cae sobre nosotros siga fluyendo. Vemos ese enorme puente de La Pepa que está creciendo, digno de Nueva York, y nos parece normal. Y que podemos pagarlo. Vale
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