De poco un todo

Enrique García-Máiquez

Putare aude

EL Consejo de Estado ha dado por unanimidad y con reparos menores un dictamen favorable al proyecto de aborto libre, y en el Gobierno han exultado de gozo. Lógico, porque les encanta el aborto y tienen un afán compulsivo por liberalizarlo a toda costa. Lo raro es la importancia que en los medios de comunicación estamos dando a ese dictamen favorable. Como todos los consejos, el de Estado se escucha sólo si propone lo que nos apetece. De hecho, cuando el mismo órgano consultivo se manifestó en contra de la ley de la TDT de pago, el Gobierno miró para otro lado; y cuando le recomendó reforzar las competencias centrales frente a la rapacidad autonómica le dio la risa: "¡Cartucho, que no te escucho!" Este mismo proyecto de ley del aborto, el Consejo Fiscal lo ha calificado de inconstitucional, y no le ha importado nada a Aído y compañía.

En todos estos movimientos de trilero, con los cubiletes del Consejo de Estado, el Fiscal y el General del Poder Judicial venga a dar dictámenes hasta que por fin la bolita sale donde quiere el Gobierno, detecto, de fondo, la intención de engañar, desconcertando, al pueblo soberano. El pueblo, en todos los sondeos de opinión, había considerado esta neo-ley como mínimo innecesaria, y la democracia, como su nombre indica, es o era o debería ser el gobierno del pueblo. Pero con tanto experto nos vuelven locos y, a fin de vueltas, socavan nuestro derecho a opinar. Nos avasallan.

En lo personal, tengo mucho afecto por Los del Río. Sin embargo, en lo político el anuncio suyo a favor de la Constitución Europea fue un ejemplo escandaloso de dejación cívica. ¿Lo recuerdan? Salían sonriendo: "Si los políticos, que son los que saben, dicen que es buena, venga, a votar que sí, ea".

Sin embargo, la democracia se basa en el maravilloso principio de que nosotros sabemos lo que nos conviene mejor que los tecnócratas y los profesionales de la política. En los técnicos hay que delegar los tecnicismos, no los principios. "Si hay algo que realmente merece la pena hacer, vale la pena hacerlo mal", aconsejaba Chesterton. Mal, sí, porque los expertos lo harán peor. El célebre dicho sobre lo bueno y lo mejor es reversible: "Lo malo es enemigo de lo peor, afortunadamente".

Esos consejeros tan encopetados están sometidos a presiones externas e internas. Quizá para llegar allí más de una vez hayan tenido que acallar sus conciencias. No lo sé. Uno sólo puede responder de la suya. Por eso los hombres libres, en democracia, tenemos que ser capaces de mantener nuestra opinión por nuestra cuenta y riesgo. Kant animaba en latín: "Putare aude", esto es: ¡atrévete a pensar! Con independencia de leyes y consejos, piense: ¿a usted le parece bien que niñas de 16 años puedan abortar sin permiso paterno y que abortar sea completamente libre hasta las 14 o incluso las 22 semanas? Piénselo como si de su decisión dependiese la ley universal.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios