Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Columna de humo

José Manuel / Benítez Ariza

Polémicas

HA sido clarificadora la polémica que han mantenido la escritora Almudena Grandes y su colega Antonio Muñoz Molina a propósito de la olvidada sor Maravillas, devuelta a la actualidad merced al poco inspirado intento de algunos de dedicarle una placa en el Congreso de los Diputados. Bromeaba la escritora con la suerte que hubiera corrido la monja en manos de los milicianos que dominaban las calles del Madrid de la guerra. Le replicaba Muñoz Molina que tales especulaciones sobre los supuestos goces de una monja violada por una turba de "incontrolados" (tan sanguinarios, en fin, como sus equivalentes del otro bando) no dejaban de ser un grosero chiste machista. Contraatacó la interpelada recordándole a su oponente que el meollo de la cuestión estaba en unas palabras atribuidas a la citada monja: "Déjate mandar. Déjate sujetar y despreciar. Y serás perfecta", que se han entendido como una exhortación a la sumisión femenina. Remataba el otro, brillantemente, que tales palabras no eran de la tal sor Maravillas, sino de San Juan de la Cruz, y se referían al alma...

Hasta aquí la polémica en el momento en que redacto estas líneas. Naturalmente, si los antagonistas se empeñan en prolongarla, no les faltarán argumentos, porque una de las características de la retórica argumentativa, desde los tiempos de los sofistas, es que lo mismo sirve para demostrar una cosa que la contraria. Podría replicarse a Muñoz Molina, pongo por caso, que también el santo poeta pecó de machista al referirse al alma en figura de una mujer sumisa... Y así hasta el infinito.

Y el caso es que quizá podríamos ahorrarnos tinta y saliva si nos atuviésemos al prudente principio de no juzgar el pasado con ideas de hoy. La única excepción, quizá, serían aquellos asuntos que ayer y hoy se regían y rigen por principios similares. Si hoy no nos cabe duda, por ejemplo, de que el levantamiento franquista contra la República fue contrario a derecho, no es sólo porque conculcó la legalidad republicana, sino porque también contradice los fundamentos de nuestra propia legalidad. En cambio -por referirnos a un asunto actual-, difícilmente llegaríamos a aceptar que las armadas occidentales aplicasen a los piratas somalíes de hoy los mismos castigos que se infligían a los piratas de antaño; pero eso no nos lleva a iniciar un proceso contra el capitán que hace trescientos años hizo ensartar la cabeza de Barbanegra en el bauprés de su propio barco. No indignarse hoy ante ese bárbaro proceder (ni abominar, de paso, de las historias de piratas) no significa necesariamente ser partidario de la tortura o la pena de muerte. Igual que despachar a sor Maravillas simplemente con una pizca de ironía, como han hecho algunos, y no entregándola figuradamente a las turbas, no significa declararse partidario de la sumisión de la mujer. Digo yo.

benitezariza.blogspot.com

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