Calle Ancha

José Ramón Del Río

Pedazo de maricón

05 de marzo 2016 - 01:00

¡Vaya por Dios! Hacía mucho tiempo que no se relacionaba a Cádiz con los maricones y ha venido un gaditano, Antonio Benítez, presidente de una peña flamenca a llamar "pedazo de maricón" al cantaor flamenco Miguel Poveda, natural de Badalona, hoy en el estrellato. Sería una leyenda infundada, pero a los nacidos en Cádiz nos amargó nuestra tierna infancia y juventud cuando, al responder de dónde éramos, nuestro interlocutor, en el mejor de los casos, sonreía con conmiseración, si es que no nos preguntaba si era verdad que en Cádiz había muchos sarasas. Cuando en 2005 se legalizó el matrimonio homosexual, escribí en estas mismas páginas que era una buena noticia, porque los datos de inscripción de esos matrimonios, que constaban en el Registro Civil se trasladaban al I. N. de Estadística y, al reflejarse los datos por provincias, se pondrían las cosas en su punto.

Me parece que Antonio Benítez no tiene mucha razón porque el cantaor declinaba una actuación en la peña de su presidencia con razones que parecen fundadas. En cuanto a la justificación que da lo pone peor, porque dice que en Cádiz se dice "pedazo de maricón", más bien como un elogio y añade que es equivalente al "mi arma" de los sevillanos. Un presidente de una peña flamenca debe saber que esa no es la equivalencia, sino que lo es el "picha" gadita, frente al "mi arma" de "Serva la Barí". También se equivoca al considerar que el pedazo es menos que el entero, porque en nuestra habla, lo menos se convierte en superlativo, como demuestra que la mayor afirmación son las tres negaciones del "no, ni na".

El cantaor se lo ha tomado muy en serio hasta el punto de que ha presentado una demanda contra Antonio Benítez. La información periodística no detalla que tipo de acción, civil o penal ejercita, pero si ha optado por la vía penal, querellándose por injurias, Benítez no tiene por qué preocuparse, porque según la última reforma del Código Penal las injurias leves están despenalizadas y en este concepto de leve se tiene la acusación que hizo. Distinto sería que hubiese optado por la vía civil, por entender el cantaor que su honor ha sido lesionado, salvo que la justicia progresista resuelva que esa manera de llamar a la inclinación sexual de una persona, no se tiene hoy en el concepto público como atentatoria al honor de esa persona. Si como acabamos de ver no tiene reproche penal llamar asesino a José María Pemán, ni lo que es peor, asesino, con ocultamiento del cadáver en cal viva, a un ex presidente del gobierno, en el Congreso de los Diputados, deberá comprender el cantaor de flamenco que si sobreseen su actuación judicial, no le queda, mas consuelo que cantar con mucho sentimiento, como lo hacía Lola Flores ¡Ay Pena, penita, pena! Puede añadir, si quiere: de País.

stats