Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Obama, de Sevilla a Córdoba

OBAMA en estado puro. Ayer en El Cairo se dirigió a los 1.000 millones de musulmanes del mundo en un mensaje marca de la casa: brillante, directo y lleno de buena voluntad. El hombre está en plena forma. No sé si se habrá enterado del acontecimiento galáctico en el que va a participar desde el 1 de enero: él liderando al otro lado del Atlántico las políticas progresistas del mundo y Zapatero dándole replica desde la Presidencia europea; una esperanza para millones de seres humanos, según afirmó el miércoles la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín. Advertido o no de la gesta, a Obama no se le notó abrumado en su intervención de casi una hora de ayer.

Dijo que hay que acabar con el recelo, el miedo y las discordias entre el mundo musulmán y Occidente. Y propuso un nuevo comienzo basado en respeto mutuo, justicia, progreso, tolerancia y dignidad para todos los seres humanos. Para hacerse querer, recordó que su segundo nombre es el del nieto del profeta, no en balde desciende de generaciones de musulmanes. Y dejó caer que Marruecos fue el primer país del mundo que reconoció a los Estados Unidos, en donde en la actualidad viven siete millones de musulmanes, que rezan en las 1.200 mezquitas repartidas por todos los estados. Hechas las presentaciones, analizó los siete focos de tensión que hay en el mundo: la violencia extremista, el conflicto de Oriente Medio, la proliferación de armas nucleares, la falta de democracia en algunos países, la ausencia de libertad religiosa, los escasos derechos de la mujer y el antagonismo entre tradición y desarrollo.

Obama acostumbra a citar a ciudades andaluzas en sus discursos. Hace unas semanas fue Sevilla, a propósito del AVE. Aunque cuando vino su ministro de Transportes lo llevaron a Zaragoza. Ayer fueron Andalucía y Córdoba como ejemplo de tolerancia durante la dominación musulmana, con una ambigua referencia a la Inquisición. Reivindica para nuestra época el espíritu de tolerancia que considera una tradición del Islam, como pudo comprobar en su infancia en Indonesia o pasó en Andalucía y Córdoba "durante la Inquisición". Esto debe ser un desliz: la dominación musulmana de Córdoba [pronunció Cordóba] termina en 1231 y la del reino de Granada en 1492. Mientras la Inquisición española se funda en 1478 y al principio de ocupó de los judíos conversos. Si Obama quería comparar la intolerancia de la Inquisición católica con la tolerancia de la Córdoba de los Omeyas, se ha equivocado en las fechas.

Quién sí debe estar afectado por la hipérbole de Pajín es el propio ZP. La interesada reconoció ayer que había exagerado comparando a su jefe con el presidente americano. Este peloteo con el jefe de la Casa Blanca se parece cada vez más al de Aznar con Bush.

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