José Ramón Del Río / Abogado

Fernando Portillo Scharfhausen (1923-2011)

Ha muerto Fernando J. Portillo Scharfhausen a la edad de 88 años. Como le sucedí en la presidencia de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cádiz, habiendo compartido el Consejo con él, en calidad de vicepresidente en los años 1970 a 1975 y mantenido, hasta su muerte, mi relación con él, por la pertenencia común a sociedades con actividades empresariales, me siento autorizado para escribir unas líneas de recuerdo de su persona.

Por la crisis por la que pasó la Caja de Ahorros de Cádiz, a fines de los años sesenta, el Banco de España lo nombró para presidir su Consejo, junto a un grupo de gaditanos y comprovincianos, entre los que me encontraba. Fernando superó la crisis de la institución porque su persona venía avalada por su ejecutoria como presidente de la Diputación Provincial. Como recibí el testigo de la presidencia de él, soy consciente de la enorme tarea que realizó, comenzando la informatización de la Caja, cuando los bancos tardarían muchos años en iniciarla y potenciando la Obra Social, que es el destino natural de los beneficios de las Cajas. Con la adquisición de los libros de Augusto Conte, puso los cimientos para la Biblioteca de Temas Gaditanos, que por azares de la política no lleva hoy su nombre. A los cinco años de su presidencia, entendió que su misión estaba cumplida y se marchó a su casa, con el sentimiento de sus compañeros de Consejo y, especialmente, del que suscribe, que había de sucederle.

Antes de esta faceta de su vida, desempeñó la presidencia de la Diputación Provincial hasta que lo cesó el Ministerio de la Gobernación en septiembre de 1969. Como viví este cese y se lo he oído comentar en muchas ocasiones, me siento autorizado para contárselo a ustedes. Por supuesto que la resolución del cese no contenía motivación alguna, sólo el habitual agradecimiento a los servicios prestados, pero se sabían o se presumían con certeza las causas del mismo. En aquel año, el ministro de Asuntos Exteriores, Castiella, había organizado la campaña de reivindicación de Gribaltar, y entre las medidas que había discurrido se encontraba la creación de una provincia, con ese nombre, integrada por los municipios del Campo de Gribaltar, algunos de Málaga y entre ellos, Ronda. El que era gobernador civil a la sazón, Julio Rico de Sanz, le dio a Fernando la noticia de que en el próximo Consejo de Ministros, Don Camilo Alonso Vega, ministro de Gobernación, llevaba la creación de la nueva provincia. Fernando se lo comunicó a Miguel Primo de Rivera, entonces alcalde de Jerez de la Frontera, y ambos marcharon a Madrid, repartiéndose las visitas a altas personalidades del régimen. A Fernando le correspondió visitar al almirante Carrero Banco y obtuvo de él su apoyo. Cuando en el Consejo de Ministros, Don Camilo llevó su propuesta, se encontró con la sorpresa de que Franco le preguntaba si esa creación había sido consultada con las autoridades de la provincia y, ante su negativa, quedó el asunto sobre la mesa. Es lícito suponer que si Fernando se salió con la suya, poco tardaría en ser cesado del cargo de presidente de la Diputación. Su cese motivó una airada reacción, para los tiempos que corrían, de autoridades y fuerzas vivas provinciales y de las que hay amplia constancia en las hemerotecas. Pemán llegó a expresar su "amor, dolor y pena". Tampoco se descarta que sus iniciativas de reuniones con otros presidentes de diputaciones provinciales, denunciando la paupérrima situación en que se encontraban los municipios, hubieren colaborado también en su cese.

Habiéndosele concedido la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, la Encomienda de Cisneros, dos veces la Placa de Oro de la Provincia de Cádiz, (la segunda en 2002), la Medalla de Oro de El Puerto de Santa María y de la Villa de Prado del Rey, la Orden del Mérito Constitucional y nombrado Hijo Adoptivo de El Puerto de Santa María, de Chipiona, de Grazalema e Hijo Predilecto de Cádiz, estos honores y condecoraciones hablan por sí solos del reconocimiento público que recibió.

Sin duda que fue un gran político, que realizó la mejor política que podía hacerse en el tiempo que le tocó vivir. En las primeras elecciones democráticas fue elegido diputado al Congreso. Sin apego al cargo y con una disposición al diálogo que hacía efectiva. Y además de ello, un gran empresario de actividades marítimas, que sus hijos continúan. Su mujer, Ana, siempre a su lado, reconfortándole con su belleza y sus virtudes de esposa y madre y sus cinco hijos, que recibieron su ejemplo, seguro que no le olvidan, como tampoco le olvidaremos los que nos honramos con su aprecio y amistad. Descanse en paz.

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