cine madariaga

Kiko Cuadrado

Ciudadano ejemplar

NO quiero imitar a Alfonso Sánchez, crítico de cine español de la Televisión Española del blanco y negro, personaje muy famoso en los años sesenta del siglo pasado. Fácil de remedar por los humoristas de la época, por su voz nasal y su imagen; siempre con un cigarrillo en la mano.

Sánchez comenzaba siempre diciendo: "La película que ustedes van a ver ahora…", y en esta particular columna de opinión, quiero hacerme eco del film Ciudadano Ejemplar (Law Abiding Citizen), película estadounidense algo fantástica, pero cargada de contenido. Aunque pega algo más español. Además, la película norteamericana era una pelea en solitario.

Fuenteovejuna, la obra teatral de Lope de Vega, también llevada al cine, es algo más cercano y también se asemeja a la indefensión ciudadana. En este caso fue el pueblo el que se tomó la justicia por su mano. Obra de contenido social y reivindicativo. La rebelión del pueblo, unido ante la tiranía y la injusticia expuestas crudamente a finales del siglo XV. La obra, escrita en 1610, es de gran valentía y de un carácter ilustrativo irrefutable.

Como tema, el motín del pueblo contra el abuso de poder del Comendador. Un conflicto social entre el señor feudal y sus vasallos. La unidad de todos fue clave. No hubo ningún vecino que, aun bajo tortura, señalase al autor directo de la venganza, era el pueblo quien ejercía justicia. La respuesta a la pregunta del juez era única: "¿Quién mató al Comendador? Fuenteovejuna, señor. ¿Quién es Fuenteovejuna? Todo el pueblo, señor". ¡Qué vigencia mantiene!

Encajando Fuenteovejuna en la cruda actualidad, nunca vi en mi vida algo parecido en España. Esta semana han proliferado las manifestaciones contra los dolorosos y crueles recortes impuestos por el gobierno, y "lo que te rondaré morena". Jamás vi manifestarse juntos a policías y bomberos, funcionarios y pensionistas, parados y jubilados, médicos y amas de casa.

Posiblemente nuestros amados gobernantes ya estén siendo sentenciados por Fuenteovejuna, digo por el pueblo. La que se salvará de la refriega será Ángela Fabra, congresista que gritó "¡Que se jodan!" tras el anuncio del presidente del gobierno de que bajarían las prestaciones a los parados. También los que al final del discurso presidencial aplaudieron, como si se tratara de una buena faena del famoso torero José Tomás.

En esos casos, señores, hay que guardar la compostura aunque les importen a ustedes un pepino los ciudadanos, como han demostrado claramente a través de estos últimos años los listillos González, Aznar, Zapatero y este presidente, que cada vez se parece más a un chimpancé con una cuchilla de afeitar en la mano.

De todas maneras esta situación puede que abra nuevas perspectivas empresariales y no recesión como dicen los incultos analistas. Los emprendedores deben tirar de historia, no demasiada lejana y montar una empresa con cobros a dita. Ser ditero en los años posteriores a la posguerra engordó a los que luego fueron exitosos empresarios. El ditero era una persona con un gran libraco en donde anotaba todas las deudas de los pobres a los que le servía todo tipo de mercadería que cobraba a dita (pago a plazos), con intereses, en pequeñas cantidades, fijadas por el comerciante o por el cliente.

Los veo venir Dios mío. Amenazan con volver y con ellos las alpargatas, los bocadillos de chorizo, los lebrillos y las escupideras. Pero a pesar de todo lucharemos por ser ciudadanos ejemplares y remar un poco más. ¡Hasta miedo me da!

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