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Javier Ríos

¿CaiBici o BiciCai?

DESEABA vivir en Barcelona para ir en bici a trabajar.  En Madrid era un sueño irrealizable. Como Barcelona era más europea y más guay, había muuuuchos kilómetros de carril bici y mucha gente la usaba no solo como un juguetito de domingo. Dicho y hecho. Llegué un enero y la bici fue de las primeras cosas que compré para mi nueva vida aquí. Tras los inviernos castellanos, me dije que junto al dulce Mediterráneo no hacía frío y a las 7:30 de la mañana empezaba mi viaje ¡hala, con dos… Ruedas! Ocho km, cada día ida y vuelta. Recuerdo cuando sentí la primera vez que ir en bici por la ciudad es uno de los placeres pequeños que hacen la vida grande). Volvía del trabajo - ¿hay placer al “ir”? - y pedaleaba por el bulevar a lo largo de la Gran Vía, bajo un túnel de árboles con hojas nuevas de primavera, verdes casi fluorescentes. Es un carril bici separado del tráfico y de los peatones, recto, llano. Veintipocos grados, la luz del sol de primavera, el run run del tráfico fluido del rectilíneo Eixample, el aire en la cara, mi bici y yo. Sentí placer y fui muy feliz. Como en las otras ciudades donde he tenido bici: Granada, Berlín… Y Cádiz.

En Cádiz apenas hay árboles, pero cada vez hay más bicis. Los que nos desplazamos en bici buscamos algo más allá de la practicidad y la economía: el placer de ir en bici en sí. Aunque  hay un correcto carril (pese a los peligrosos resaltos de las bocacalles) por la Avda. Juan Carlos I, los ciclistas gaditanos preferimos el Pº Marítimo. Por la playa y el mar, el aire, el azul y el sol. Es todo un placer ir “sobrevolando” el Atlántico  con la Catedral al fondo, las casas de colores del Campo del Sur. Pero desde el cementerio hasta pasada Sta. María del Mar, la acera es estrecha y se complica la coincidencia con los peatones. La verdadera apuesta por la bici en Cádiz pasa por acondicionar ese tramo con carril bici que no moleste a los peatones.

Ya hay ciudades que cuentan con estaciones de bicis que se toman y se dejan. Yo ya no tengo “mi” bici en Barcelona, cada 200 metros existe una de estas estaciones. El sistema es un éxito total. En Barcelona el servicio se llama “Bicing”, en Zaragoza “BiZi, en Sevilla “Sevici”, en Valencia mejor no lo digo porque es supercutre y el logo es digno de algún sobrino enchufado de Rita Barberá. ¿Cómo llamamos al de Cádiz? Que nos quede muy de aquí y que todos lo queramos disfrutar: auténtico placer proporcionado por nuestra Alcaldesa.

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