Su propio afán

enrique / garcía / mÁiquez /

Tres a uno

PUEDE parecer que el pulso en las nuevas elecciones entre Podemos y el PSOE vaya a ser un asunto interno de la izquierda, pero no. Habrá, eso sí, un efecto columpio entre sus resultados: uno subirá lo que baje otro o al revés. El mismo juego se dará, más o menos, entre el PP y Ciudadanos, con la diferencia de que los de Rivera pueden repescar algo del PSOE e, incluso, de Podemos. Contemplando esa variable, hay quien sólo ve una oportunidad real de gobierno si PP y Ciudadanos suman. Ésos, en consecuencia, no entienden cómo Rajoy no deja de atacar con toda su artillería (y torpedos submarinos) a Rivera.

En realidad, Rajoy apuesta por Podemos. Y lo hace tres a uno. Primero, espera que meta miedo a un electorado de clase media que ha capeado mal que bien la crisis y que no quiere experimentos. El PP se ha diluido ideológicamente para no espantar a ninguno de los que espanta Podemos, que es el espantajo de Soraya, el Frankenstein de Génova, 13.

En segundo término, Rajoy apuesta por Podemos para que le rompa el espinazo al voto de izquierdas y lo divida en trocitos a los que la ley D'Hont hará luego picadillo. Esta apuesta había salido mal a la primera porque Ciudadanos vino a llamar a la puerta del centro derecha con sus divisiones a domicilio. Sin embargo, Rajoy quiero volverlo a intentar redoblando esfuerzos. Por eso, precisamente, empuja a Rivera hacia a la izquierda, para que vaya también allí a restar votos al PSOE. No lo quiere a su alrededor ni siquiera para ir abonando un futuro pacto. Primero dividir, se dice, que ya sumaremos después, si eso.

Lo sorprendente es el tercer paso: el sorpasso. Rajoy y sus ministros sueñan con la gran coalición con el PSOE. Es lo que les mola. Para que sea posible, Iglesias ha de adelantar a Sánchez y cuanto más, mejor. Así los socialistas no tendrían miedo a dejar a Podemos el campo libre de la oposición, pues ya se lo habrían quitado ellos. Y jugarían a la única carta que les quedaría: la socialdemocracia seria y europea.

Mientras no haya sorpasso, el PSOE defenderá (lógicamente) su primogenitura de la izquierda frente al PP. ¿Estaríamos, entonces, en el mismo bloqueo? No: Rajoy tendría que ofrecer su retirada a un PSOE y a un Ciudadanos a los que no habría doblegado del todo y por la espalda. Decíamos que su apuesta era tres a uno, y el uno es él. Como el rey de un tablero de ajedrez, apenas se mueve, pero es la pieza clave.

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