Zoto Hibars

29 de diciembre 2025 - 06:00

De Juan Soto Ivars se ha dicho que con ese flequillo tan parecido al del mediocre cabo bohemio que no logró ser admitido por la Academia de Bellas Artes de Viena, transformó su resentimiento en una tragedia wagneriana; Soto Ivars, un moderno Rimbaud en versión hipster, será galardonado con el Planeta, el Tosión (sic) de Oro, la Medalla Presidencial de la Libertad o el Nobel (Rafael Narbona); hay que reconocerle que es el único que puede reconocer (sic) a un kilómetro una aguja en un pajar (Juan José Batista); Los Soto Ivars huelen la sangre y buscan acomodo en una derecha que los desprecia ... los boomers se descojonan de estos mediocres (Iokin_onfire); ni siquiera estudiaba cuando estaba en la universidad y no completó ningunos estudios (…) lo único que espero es que a Soto Ivars le lluevan demandas y querellas. No se puede ser tan irresponsable, manipulador, calumniador y misógino. Revictimizar debería tener sus consecuencias (La madrastra molona); Analía Plaza es una derechista ultra disfrazada de progre, estilo Juan Soto Ivars (Enseñanza Pública).

En verdad le han dicho muchas más cosas a Juan, y no todas bonitas, por su último libro de ensayo, "Esto no existe. Las denuncias falsas en violencia de género", que es justamente lo que buscaban su editorial, su agente y el propio Soto. Y no me parece mal. Juan no es abogado, ni lleva casi veinticinco años pateando juzgados de instrucción, no ha escrito artículos titulados "Violencio de génera", "Juan Arribas", "Un mundial machista" o "Estimada Juana", pero ha realizado un trabajo de investigación periodística inmenso, ejemplar y magnífico dado que es incómodo, discute la versión oficial, y obliga a pensar a quien realmente desea hacerlo.

Soto Ivars ha dado en el blanco y ha recibido un Jackpot disputándole el primero puesto en ventas a Dan Brown, Pérez-Reverte, Julia Navarro o Megan Maxwell. Y a Juan del Val. Está claro que había nicho de mercado —la temática elegida— y que iba a provocar reacciones favorables y en contra. Que fachitas de izquierda radical hayan intentado cancelar al otro Soto (nada que ver con José Manuel) o le quisieran hacer escraches dice mucho de la poca calidad democrática que tienen los susodichos y, por qué no decirlo, nuestra propia sociedad. Pero, claro, es que hay gente que no hay que dejarla ni hablar: bloquéalo en Facebook, denúncialo en Insta. No vaya a ser que contamine tu cerebro inmaculado con sus malas artes de intelectual socialdemócrata al que adora la señora marquesa por su aura de Enfant terrible. Tenga o no el flequillo lamido por una vaca.

Juan es un tío con suerte, en realidad. Vive en una gran ciudad, accede a los contactos, acude a tertulias, le pagan por opinar, por asistir, por mear fuera del tiesto. Ha podido crear un personaje y está empezando a monetizarlo. Los tocapelotas de provincias, opinemos de lo que opinemos, siempre estaremos en Segunda REF, como ya advirtiera en su día el gran Nieto Jurado, columnista umbraliano de talento impar. Para triunfar hay que hacer el petate e ir a Madrid, pasar hambres y tomar negronis, a poder ser, con Raúl del Pozo. Y ser campeón olímpico de lanzamiento del propio cuerpo a charcos de gran profundidad. En eso, Zoto Hibarz es gold medal.

Mientras, los mediocres se conforman con insultarlo desde una cuenta de Twitter con dos mil seguidorzuelos de mierda.

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