A pesar de todas esas ocasiones en las que pensé que en el mundo de las Hermandades había muchas cosas en las que innovar, cambiar o sustituir, a pesar de ello, me di cuenta que quizás, dentro de mí, existe un cofrade algo mas “rancio” de lo que pensaba.

Y no me refiero a “rancio” en lo que se refiere a estilos de andares de los pasos, ni a marchas procesionales, ni a hermandades de negro o hermandades de capa, me refiero a “rancio” en nuestra identidad y nuestras costumbres.

Todos, y el que no, que tire la primera piedra, nos miramos en el espejo de la cuna de la Semana Santa como es Sevilla, que no está mal evidentemente, pero también tenemos que saber cuáles son las señas de identidad de nuestra Semana Santa, aquellas que a pesar de los gustos o las modas nunca deberían cambiar.

El primer lunes de Cuaresma se celebró en nuestra ciudad el habitual Viacrucis del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, el cual presidía la portentosa imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

En su camino de ida hacia Las Esclavas lo esperé en la Plaza de España, lo vi venir, lo vi de frente, lo vi pasar y de nuevo fui a buscarlo a la esquina de Luna con San Bartolomé y de nuevo venía Él, sí, pero no era El Nazareno.

No sé si os pasa a vosotros, pero cuando pongo en mi mente al Nazareno, pongo a Él y a su Cruz. Sí, esa Cruz, única en el mundo cofrade, que tenemos en nuestra ciudad y que es una verdadera joya.Una Cruz que data del siglo XVII, cuyo origen parece ser indiano o mejicano, en la que por un lado aparecen trece escenas de la vida de Cristo y por el otro trece escenas de la vida de la Virgen María.

Una Cruz que, bajo mi criterio, debería haber acompañado a Nuestro Padre Jesús Nazareno durante el Viacrucis como seña de identidad de Él y de su Hermandad y no la arbórea que portó, porque cuando lo “extraordinario” se vuelve más pobre que lo “tradicional”, quizás es de hacérselo mirar.

Puede que este hecho haya despertado mi lado más “rancio tradicionalista” en el ámbito cofrade.Siento decirlo, pero te eché de menos y espero no tener que echar mano de ese refrán que dice que “cuando el río suena, agua lleva”.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios