El parqué
Subidas generalizadas
Siguela Champions su camino glorioso, sin la consideración española. No me refiero a los equipos españoles en su totalidad, pues hubo una pírrica victoria de los del Calderón, ya que el Aleti madrileño que a duras penas ganó su pleito contra un modesto, se salvó, mas no sin gran empleo ni laurel. English punch en la mandíbula al Madrid, goleada del Brujas al Barça, y mantazos a los de Villarreal y Bilbao. Parece que en España sólo valen los que llevan su camiseta roja, Merino, Lamine, Pedri, Carrera, Simón, Raya, Rodri, Cucu, Julián y el resto.
Hincapié a la disfrazada derrota del Barcelona en Brugge. Pues claro que sabemos que todo finiquitó en empate; pero un equilibrio contra un mediano Brujas es una derrota, y tragarse tres goles el anciano exguardavallas del hoy prestigioso Arsenal, todo eso huele intensamente a capitulación. No hay cuidados paliativos para el enfermito, aunque habrá que reconocer que si a una plantilla, que no es la más excelente del planeta, pero que ganó todos los títulos excepto la Champions hace sólo meses, le restan a uno de los mejores Kleiber (léase director) del centro del campo que patean por el espacio Shengem, al genio Pedri, el termómetro baja. O a Lamoto. O a Lewa. Éste, el termómetro, sólo subía a 39 cuando el balón se mareaba en los pies diabólicos del adolescente Yamal, sin el cual, la derrota hubiera sido cierta. Repito, sé que fue un empate a tres, pero supo a derrota. No tenían enfrente al poderoso Liverpool. A primera vista parece que la defensa es un desastre. Pero es miopía. El excelente modo de usar el fuera juego de Flick lo han estudiado sus colegas y sacan rédito de cualquier pelotazo. Incluso de ésos que se despejan solamente por alejar el peligro del área propia aturulladamente. No nos equivoquemos, el alemán lo hace bien, lo tiene todo claro, son los jugadores quienes no compiten como el año pasado, porque para jugar con los centrales en la línea divisoria del terreno y los laterales moviéndose cerca del banderín de córner, hay que presionar vorazmente a todo contrario que lleve el balón en los pies y cerrar todas las líneas de pases posibles, porque si no, cualquier balonazo con Araújo a 50 metros de su portería se convierte en un vicegol, palabro inventada por Wenceslao Fernández Flórez hace poco menos de un siglo. Y con lo que corrían los de arriba. El lento García sudaba horrores. Balde, toda la noche sin enterarse de que su puesto es de defensor, dejaba un socavón que antes siempre rellenaba con su gran sabiduría estratégica un central que ha pasado sin pena ni gloria en el fútbol español, Ignacio Martínez, un inteligentísimo céntrico con una visión de juego perfecta. Tenía visión aérea, pero se ha ido a hacer las Arabias. Que se lo pregunten al otro adolescente, Cubarsí, que sin Íñigo ha bajado muchos enteros.
Lo del Villarreal es de castigo. El tercero en la tabla de la Liga española pierde frente a un donnadie futbolero. No hay más comentario. Desbordamiento vergonzoso para los que hurtaron el nombre de Yellow Submarine al entonces justamente llamado Glorioso. Era el momento para puntuar en Europa, pero no, los nenes no quisieron, porque poder pueden. Y el Bilbao tiene que mirárselo. Por la Champions no se puede ir con la cantera vasca, cada día más enclenque. Ese nacionalismo mal entendido, mas pérfido, como todos, sin embargo no les impide llamar vascos a los Williams brothers y a otros elementos procedentes del África tropical, como la canción del Colacao.
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