Hoy tocaba hacer un comentario sobre la expectante situación del PP, navajeo cachicuerno por lo bajini y Arenas de por medio, lagarto, lagarto. Pero mientras llega lo que ya está decidido que pasará, puede uno prestar atención a la última parida del PSOE por boca de su vicepresidenta, Calvo, ¿recuerda?, aquella que dijo que el dinero público no era de nadie y que sentó un precedente para la impunidad de los que se lo llevan crudo, caso ERE, Mercasevilla, Fondos de Formación… ¡Sí, ya!: caso Bárcenas, Gürtel, Púnica e hipotecas varias servidas a domicilio y lo que te rondaré, morena.

Pero a lo que íbamos, a que aparcando los mamoneos habituales, la señora Calvo se ha propuesto cambiar el Código Penal, concretamente para que de una vez por todas los jueces se aclaren y diferencien la agresión del abuso sexual con o sin intimidación; que como no haya un 'sí' expreso de consentimiento previo -¿por ambas partes?- cualquier relación que sobrepase el hacer manitas será delito y castigado con la trena. O sea, que una pareja, macho y hembra, que pretendan hacer un triquitriqui, mejor que tener cuidado con la preservativancia, tendrán que dejar patente y muy claro que sin coacciones y voluntariamente consienten en tirar por la calle de en medio, nunca mejor dicho.

En las redes ya hay cientos de modelos de estos certificados y, a mi modesto entender, ninguno cumple taxativamente con la feliz iniciativa que quiere imponer la vice. Encuentro improvisación porque, vamos a ver: ¿Los certificados de aceptación necesitarán ser llevados a un notario para que dé fe de ellos? ¿Se podrán comprar en los estancos y despacharlos con una póliza de, pongamos, tres euritos? ¿Servirán para un solo uso o su validez podrá durar unas semanas, unos meses…? ¿Será necesario nominar a los coyundantes? ¿Si se cambia de pareja habrá que empezar de nuevo otro papeleo? ¿Podrá ahorrarse la burocracia usando el móvil que ya se usa hasta para pagar en el super? Caso de fogosidades repentinas e irrefrenables, ¿bastará con la presencia de un testigo imparcial o un número de teléfono donde se pueda llamar para brindar la faena? ¿Y tatuarse un "sí quiero" en salva sea la parte?

Como ve, la cosa tiene sus perendengues y eso sin entrar en usos y/o preferencias, porque como hoy todo el mundo sabe, gracias a la difusión en prensa, los/as sexólogos/as que no se han comido una rosca, aseguran que existen posturas y voluptuosidades que no están movidas por rastreras lujurias, sino por afán investigador (I+D+I) con el objetivo de comprobar si es cierto eso de multiorgasmo o si los mapas clitóricos sirven para algo, sin dar de lado si el alcoholímetro y los gatillazos conllevan reducción de pena. Como ve, surgen demasiadas preguntas y aún no existen respuestas convincentes. Habrá que crear comisiones de expertos/as, oportunidad que no debe desaprovecharse ahora que se vive en el reparto de altos cargos.

"¡La imaginación al poder!" fue un lema al principio de esta democracia ¿Pero tanta, doña Carmen?

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