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Análisis

Guillermo Alonso Del Real

Un himno para Chiclana

Esto de los himnos se ha puesto de moda gracias al terrorífico engendro cometido por una cantante veterana. Contenido aparte, que se las trae, la composición literaria pone de manifiesto que esta señora, o el cómplice que le echó una manita, es una persona poco ilustrada, por no emplear expresiones algo más duras. Está muy mal calificar de "analfabeto" a alguien; sobre todo porque qué culpa tendrán los iletrados involuntarios, que aún los hay, para que los asocien con personas que se intitulan "artistas" sin justificación que avale estas pretensiones.

Para rizar el rizo, cuentan que destacados políticos de la derecha española han aplaudido la iniciativa, rubricando así su propio certificado de incuria artística. El caso es que, como suele decirse, la copla ésa les ha erizado los vellos. Cierto que a algunos otros nos ha sucedido algo semejante, porque nos ha puesto los pelos de punta, por aquello de la alipori o vergüenza ajena.

La historieta del himno ha inspirado numerosas cuchufletas entre la población más o menos ilustrada, o, simplemente, dotada de dos sentidos: el común y el del humor. Por ejemplo, las famosas redes sociales se han poblado de sugerencias, como la que sigue, netamente gaditana: "Chocos, papas, pijotas, puntillitas, gambas y cazón / el rico boquerón. / hay flamenquines, almejas, coquinas, atún y también / menudo, bacalao, riñones al jerez. / Serranitos, sabrosos montaditos de lomo o jamón / de queso o de morcón, / albondiguillas, croquetas de pollo, caballa, bisté / potaje de garbanzos, sardina y jurel…"

Los himnos en general suelen dividirse, con honrosas excepciones en belicosos o agresivos y cursis de narices, como es el caso que glosamos. "La Marsellesa" invita a llenar de sangre impura los surcos de la patria, "Els segadors" propone hacer temblar de miedo a no sé qué enemigos, el himno U.S.A. hace referencia a fulgor de cohetes, de bombas estruendo… Total, que mejor estamos con nuestro inofensivo "chunta, chunta…" apto para alegrar los campos deportivos sin meterse con nadie ni herir la sensibilidad estética de la gente.

El retornado, que para eso es un simple retornado, siempre había pensado que el himno de Chiclana debía de ser el pasodoble "Chiclanera", pero resulta que no, porque existe un himno de esta hermosa ciudad escrito en 1914 por José Gálvez e interpretado por la banda municipal bajo la dirección de José Forero cuando se inauguró la estatua del Magistral Cabrera. Lo que pasa es que a uno le falta erudición local y le sobran pajaritos en la cabeza.

La letra del himno, como casi todas, posee una métrica bastante pobre, que rima dolor, con resplandor y honor, nublaron con lucharon, prosperidad con inmortalidad, historia con gloria, alegría con bizarría (rima interna). Vamos, que no se rompió la cabeza el bueno del señor Gálvez, ni falta que le hacía, porque en todas las composiciones de ocasión suelen suceder estas cosas. Lo mismo que con los tópicos o lugares comunes: un pueblo es, por definición "fuerte, noble y brioso", "lucha con esfuerzo sin igual". Está lleno de "hombres sabios y buenos" y, finalmente, es "próspero". Estos conceptos optimistas y vibrantes suelen aparecer en las composiciones "épicas" de esta índole, así que se pueden aplicar a una población gaditana, a una leonesa, a una valenciana, o a una villa del lejano Cáucaso.

La idealización se hace imprescindible para satisfacer al público receptor, que se satisface con los enaltecedores ditirambos y se libera de una mirada frontal sobre su entorno, que normalmente se presenta problemático. Sería un disparate escribir estrofas como éstas:

"Aquí hay bastante parado / cerraron varias empresas / y lo del diseminado / no se arregla ni por esas." O ¿Habrá un centro sanitario / algún día por Los Gallos? / El sistema tranviario/ presenta pequeños fallos…

Del asunto del centro de salud se ocupó en Carnaval mi chirigota preferida, cuyo buen sentido impediría que se dedicase jamás a componer himnos. Respecto a lo del diseminado y el P.G.U. compadezco sinceramente a mis amigos del Ayuntamiento, que tengo unos pocos, porque chica tarea les espera para echar a andar una maquinaria de mecánica endiablada, por no decir, imposible. Sin ir más lejos, en fechas recientes he tenido el discutible honor de realizar varias expediciones por la zona del Pago del Humo, intentando evitar cruzarme con algún vehículo que circulase en dirección opuesta a la mia. He podido comprobar la existencia de pozos negros situados casi a flor de tierra y pozos de los otros cuya potabilidad ignoro si ha sido debidamente comprobada y algunos etcéteras más que no hacen al caso.

Total: que mejor nos quedamos con el pasodoble "Chiclanera" y nos dejamos de himnos, porque, como dijeron unos sabios "no tenemos el Congo para farolillos".

Y no quiero cerrar estas líneas sin una mención sentida para el gran Antonio Fraguas (Forges). Con él se me ha ido media tonelada de ilusiones vividas en la llamada "transición".

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