La excesiva lentitud municipal de Cádiz

Letras Capitulares

Los trámites en el Ayuntamiento se eternizan, lo que se traduce en un avance casi imperceptible de los propósitos del gobierno de Bruno García

El arreglo del suelo de los parques infantiles ha sido el último ejemplo

08 de octubre 2024 - 07:00

Seguramente usted sea uno de los gaditanos que en alguna ocasión en el último año y pico se haya preguntado por la acción del nuevo gobierno y el cambio que realmente se ha producido en la ciudad. “Bruno no está haciendo nada”, habrá escuchado casi seguro en este tiempo desde que el alcalde obtuvo el respaldo de los votantes. Y es que más allá de hacer o no hacer, el problema -o uno de ellos- que tiene el Ayuntamiento es que cualquier actuación se eterniza una barbaridad, como posiblemente nunca antes haya ocurrido.

Esta misma semana se ha asistido a un nuevo paso, un pequeño avance, de un proyecto que fue de las primeras acciones que anunció el alcalde al poco de llegar, en junio de 2023. El arreglo de los parques infantiles fue uno de los primeros objetivos señalados por el nuevo gobierno del PP; y este viernes, Bruno García y su equipo se conformaban con anunciar que iba a empezar ahora, más de un año después, el proceso de licitación.

Es decir, que el Ayuntamiento ha necesitado de más de un año para redactar el contrato que quiere sacar a concurso (que es relativamente simple: la renovación de todos los suelos de caucho de las zonas de juegos infantiles, que son un total de 48 alfombras repartidas en 36 parques distintos) y para la tramitación previa de este concurso. ¿Más de un año para sustituir el suelo de unos parques infantiles?

No es más este que un mero ejemplo, el más reciente, de una realidad que se está convirtiendo en habitual en el Ayuntamiento y que impide el avance de la ciudad. Porque basta con hacer números con un calendario delante para adivinar que este pliego de los suelos de los parques infantiles no estará adjudicado al menos hasta principios del próximo año, y teniendo en cuenta que la empresa tendrá luego nueve meses para ejecutar el contrato, eso resultará que el alcalde habrá necesitado más de la mitad de su mandato para algo a priori tan sencillo como arreglar el suelo de las zonas de juego de los más pequeños. Y eso por no hablar de arreglar los columpios y juegos propiamente dichos, cuyo pliego está aún en elaboración; ni mucho menos mencionar el objetivo ya acordado en Pleno de instalar elementos de sombra en estos espacios.

Sirva otro ejemplo de andar por casa. Cuando se anunciaron las obras del Puente Carranza el Ayuntamiento decidió -al fin- habilitar un semáforo en el cruce de la Transversal con la Avenida principal, para que el tráfico que accede del segundo puente y transita por la Avenida de Huelva y la de la Constitución de 1812 pueda tomar directamente por la Avenida hacia la izquierda, en sentido a Cortadura, o seguir por Asdrúbal hacia el Paseo Marítimo.

Esta medida se anunciaba como solución para mejorar el tráfico que se iba a complicar en los meses que duraran las obras en el José León de Carranza. Pues bien, esas obras (de un calado importante, que llevaron a retirar un tramo de puente para colocar en su lugar uno nuevo) finalizaron en julio, el tráfico en Cádiz recuperó la absoluta normalidad desde entonces… y el semáforo sigue a día de hoy, ya empezado octubre, sin instalarse, a la espera de que culmine toda la tramitación del expediente. Siete meses que han transcurrido ya para un proyecto que se anunció que se iba a tramitar por la vía de urgencia y que supone menos de 50.000 euros de inversión.

Y si esto ocurre con lo menor, con el cuidado diario de la ciudad, con lo que puede considerarse mera gestión de andar por casa, se explica lo que desde hace años viene ocurriendo con los grandes contratos y expedientes. Ahí está la ciudad pagando ahora las consecuencias de una nefasta e interminable gestión de una licitación del contrato de limpieza que necesitó seis años de prórroga -que se dice pronto- y que transite en la actualidad entre la pelea con una empresa que no convence al gobierno y las dudas de una millonaria reclamación que está estudiando el Juzgado de lo Contencioso. Y ahí está la ciudad también viendo circular autobuses de más de un cuarto de siglo a la espera de que de una vez por todas, el Ayuntamiento defina qué tipo de transporte público quiere para ver luego qué empresa lanza una oferta para hacerse cargo del servicio y empezar a mejorar la circulación de los autobuses urbanos.

El propio alcalde reflexionaba sobre estos procedimientos y lo que supone una tramitación en el panorama actual del Ayuntamiento (o de cualquier administración pública, según defendía él). “Nos pasa con el Cementerio, con el Portillo, con los autobuses o con el Parque de la Muralla. Desde que uno decide hacerlo hasta que acaba ejecutándose pasa mucho tiempo, pero son los plazos que establece la ley”, afirmaba García, que confesaba que le gustaría “que fuera todo mucho más rápido”. “De hecho, de concejal lo veía más rápido que como alcalde”, añadía.

Pero en lugar de lamentar esta tardanza, García prefiere centrarse en el camino que toca recorrer a cualquier proceso administrativo de este tipo de inversiones y proyectos. “Yo siempre le digo a mis concejales que el final llega, pero es importante construir el camino. Y nosotros estamos en el camino de construir muchas cosas que se van a visualizar”, aseguraba el alcalde, que insistía en reconocer que los procesos del Ayuntamiento son lentos, “pero hay que ser capaz de mantener el ritmo para ver esos procesos ejecutarse”. “Poco a poco se irá viendo el desarrollo de tantas cosas que la ciudad va a ir viendo”, avanzó. El problema es que ese poco a poco sea casi eterno.

stats