
El Poliedro
Tacho Rufino
Intangibles vaticanos
Puente de Ureña
Me gusta la pasión. Por ella conservo un olivo en mi patio, árbol santo por excelencia, árbol de Getsemaní. Agonía de Cristo antes de la agonía de la redención. Y me gusta evocar la leyenda de la Vera Cruz, que Santiago de la Vorágine recoge en la Leyenda Aurea, de los Evangelios apócrifos, cuando Adán, pide a su hijo Seth que le pida el óleo de la Misericordia, pues se siente morir. Seth demanda el óleo ante el Arcángel San Miguel, que se lo niega y en su lugar le da la semilla del árbol del pecado, que deberá enterrar en la boca de Adán. Así lo hace Seth y deposita bajo la lengua del mismo la semilla y lo entierra. De su boca nace el árbol de la redención. Salomón, mucho más tarde, una vez talado, mandará enterrarlo, porque en una profecía de la Reina de Saba, “Sobre ese madero morirá el Redentor", vislumbra la desaparición del Reino de Israel.
Otra leyenda habla del “monte de la calavera” o calvario donde un discípulo de Elías halló el cráneo de Adán. De ahí su etimología. Y que allí sería ajusticiado el Salvador. Otra añade que la cruz provenía de una rama de olivo que Adán sacó del Paraíso. Otra leyenda narra que fue David, cuando trasladó la capital de Hebrón a Jerusalén, quien sacó el cráneo de Adán, como un talismán protector para la ciudad, sacándola de la caverna de Machpelah, -cueva de las tumbas dobles- y sepultándola en el Gólgota, de donde el lugar recibió el nombre de monte de la calavera.
La leyenda incluye la profecía que Jesús le hizo a Tomás, de que su viaje terminaría donde había terminado el de Adán.
Vuelve a ocurrir. De nuevo el temporal. El mar con sus gorgonas gigantescas, cabelleras de cieno y de medusas, entierra playas y abre mar. Ciego bosque de agua. Muere el sol. Hipocampos estigios azuzan la marea. Viejos pecios afloran para sentir el viento, vieja harpía que hundiera sus cimientos efímeros allá.
Otra leyenda afirma que la corona de espinas, fue una diadema de sangre tejida con su pelo y acacia espinosa. La justificación de la acacia para tal fin se justifica porque en Ain-Kadesh, Kadesh" proviene de la raíz hebrea kodesh, que significa "santo” que aparece en la Biblia hebrea. Se refiere a un sitio o sitios ubicados al sur de Canaán y el Reino de Judá. Dice la tradición que dios habló a Moisés desde una acacia, que de madera de acacia se construyó el arca de Noe, el arca de Moisés y el arca de la alianza. Y su madera terminaría tejida con la sangre del Redentor.
Imagino el cortejo: los soldados conduciendo a los prisioneros camino del calvario, con Jesús sangrando, con la ropa lacerada, todo ensangrentado, como sus compañeros, con las manos atadas a la espalda, y amarrados unos a otros en fila, flanqueados por las tropas romanas, ¿Qué pudiéramos haber hecho?. De los anales de aquello, consta que la mayoría de los reos fueron exterminados en el Gólgota. Las cruces en forma de Tau, presentaban los chorreones de sangre de los ejecutados. El hedor ya emponzoñaba el aire y buitres y chacales buscaban su festín. Sudor salino en las heridas, costras, insectos, empujones, caminando hacia la puerta de Joppa, que llevaba al calvario. Y las últimas palabras de sus labios manchados de hiel que él rechazara.
El agua en la playa, trae maderos de troncos. El color carcomido invita a la oración. Dan ganas de rezar invocando el Tol`doth Yeshu, que contenía el nombre indecible de Dios y que Jesús empleó dicen, para resucitar a Lázaro. Será la oración para este tiempo, terrible en Jerusalén y en la Iglesia.
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