El 3 de noviembre de 2016 entrevisté en las instalaciones de El Rosal a Carlos Calvo, que se acababa de perder el partido de Lugo por culpa de una expulsión después de haber sido elevado a la condición de titular por Álvaro Cervera en los tres encuentros anteriores, saldados todos ellos con tablas ante el Girona, en Tenerife y con el UCAM Murcia. Por aquel entonces, el Cádiz ocupaba la 16ª plaza de la clasificación y acababa de abandonar la zona de descenso gracias a los tres puntos cosechados en tierra lucense.

La última pregunta de la extensa entrevista publicada en la edición del 4 de noviembre fue esta: ¿Dónde crees que terminará ubicado el Cádiz al final de esta larga competición? A la misma, el extremo contestó de modo diferente a como lo hubiese hecho cualquiera de sus compañeros de plantilla teniendo en cuenta las instrucciones existentes para que nadie se saliera de la versión oficial de que la permanencia era el único objetivo planteable. Soltó un ciertamente enigmático "lo del sitio en que terminaremos lo guardo para mí porque siempre me lo he guardado en mi carrera y mi pronóstico se ha cumplido muchas veces". Nada más cortar la grabación, una vez acabada la entrevista, el madrileño me dijo esto: "Ahora te voy a responder lo que pienso de verdad sobre la última pregunta si te comprometes a no publicar lo que te comente". Le estreché la mano y se lanzó: "Si no me fui a principios de temporada, cuando no querían que siguiera aquí, fue porque estaba seguro de que la plantilla formada por Pina y Cordero va a pelear hasta el final por ascender a Primera". Hoy, una vez desligado Carlos Calvo del club amarillo, me siento liberado de mi compromiso de guardar silencio y rememoro el momento en que empecé a creer que el Cádiz subiría o jugaría la fase de ascenso.

Por cierto, aún no entiendo por qué se le entregó a Güiza un coche "como premio por marcar el gol del ascenso" pues el auténtico gol del ascenso lo marcó Carlos Calvo.