No es habitual en mi persona ensalzar las virtudes, méritos y reconocimientos de un personaje. Pero tengo que reconocer que me rindo a los pies de este carismático y centenario hombre de bien.

A pesar de su lamentable perdida hace ya unos años, se ha convertido en un personaje inmortal. De su batuta de sabiduría y experiencia salieron lo mejor de la cantera, que sin duda hoy en día forman parte de la historia.

Marcó un estilo propio, que se ha ido transmitiendo a lo largo de distintas generaciones, tanto en su forma de gestionar los grupos a los que dirigió, como su impresionante palmarés al alcance de los más grandes.

Presenciar una actuación en directo, de la que tuve la suerte de disfrutar en varias ocasiones, se convertía en un auténtico placer para los cinco sentidos.

Su dilatada carrera como creador del mejor grupo, respaldado por los éxitos que destacaron de manera considerable en la década de los sesenta, hicieron que desde entonces sea considerado como una leyenda del mundo del espectáculo.

Era un genio, y muchos de los que tuvieron la suerte de conocerlo lo calificaban como un tío encantador.

Lo primero era su gente.

Relataban los más cercanos a él que siempre te preguntaba por tu padre, por tus hijos, por tus problemas. Se sabía el nombre de todos y los problemas que podías tener.

Mi homenaje al más grande: don Santiago Bernabéu.

Embrujo blanco.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios