Análisis

aNA SOFÍA PÉREZ- BUSTAMANTE

Fantasmas en flor

Ami abuela Anita le encantaban los nardos. A mi padre le gusta repetirlo, y cada vez que me llega su perfume (alrededor de la fiesta del Rosario) me acuerdo mucho de mi abuela Anita. Es agradable tener un fantasma amado en forma de perfume. Mi madre, en cambio, cuando yo era pequeña en Madrid prefería los tulipanes, que asocio a la Cibeles y al paseo del Prado. Ya en Cádiz se pasó a las rosas rojas (como su madre) y últimamente mi padre la pasó a la orquídea. En sus bodas de oro le regalamos un ramo bestial con cincuenta rosas rojas de tallo larguísimo, como las de su ramo de novia. A su funeral le llevamos una corona bestial toda de rosas rojas. Pero mi madre sigue siendo un tulipán, un estallido alegre de color en primavera. Me viene a la cabeza esa broma sensual que es el poema "Cibeles ante la ofrenda anual de tulipanes", de Ana Rossetti. El tulipán turco es distinto, con los pétalos más abiertos y de bordes rizados. Son los del palacio de Topkapi, los mismos de los azulejos de Iznik (los más bellos del mundo). A mi suegra no se le podían regalar flores porque no le duraban en el aparador más de un día: en seguida les llevaba los ramos a las monjitas de enfrente, para que se las pusieran al Señor. No había manera de disuadirla. Le cogimos coraje al Señor (que el Señor nos perdone), pero hay conmemoraciones que piden flores y flores le seguíamos regalando: rosas rojas en el top ten. Una vez le regalé a Ana Rossetti una rosa amarilla. Antonio el florista le echó espray de olor a rosa. Lo curioso es que Rossetti se dio cuenta: "este no es su olor". Porque efectivamente el espray olía a rosa de talco y aquella no lo era. Son raras hoy en día las rosas de olor. En Cádiz ahora huele a cinamomo y a azahar de la China, mayormente. En minoría, el estramonio (esos trompetones gigantes embriagadores y venenosos), la dama de noche, el jazmín. La jacaranda no huele. Entre los papeles que mi madre heredó de su familia había muchos sobres con pétalos prensados de rosa. Los tiré, como también he ido tirando los que yo misma prensaba. Ocupan sitio, no sirven para nada, me ponen triste. Las flores tienen que estar vivas, aunque duren poco. Vivas en medio del aire, aunque solo sea el aire de la memoria.

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