Hay palabras o frases que están prácticamente en desuso y que de golpe y porrazo se convierten en manidas coletillas de presentadores, miembros activos del postureo y del artisteo, colaboradores televisivos y radiofónicos, políticos, tertulianos y demás especímenes que desaparecen y vuelven a aparecer caprichosamente en los medios de comunicación en los que nos sumergimos a diario. Eufemismos y palabras que se viralizan, que se repiten machaconamente una y otra vez y que finalmente aparecen autoproclamadas como las reinas mundanas en el lenguaje de diario o trapillo, que diría Arniches.

Trampantojo, transversalidad, empoderamiento, relato, cordón sanitario, despido en diferido, desaceleración y daño colateral entre otros, son vocablos y expresiones que en ocasiones dejan perplejos al pueblo llano, y con argumentos más que justificados a quienes con todo el derecho del mundo mandan a freír espárragos a los cansinos portadores de estas terminologías encaminadas al vil engaño.

Curiosamente en política se habla mucho y se suele escuchar poco. La nueva clase dirigente se olvida cuando llega a los despachos con moquetas y mesas de caoba que son más empleados que jefes. Que deben aprender a pellizcarse porque seguramente están viviendo un momento único que no saben si volverán a repetir. Han de recordar también quiénes son sus amigos y conservarlos porque son inquilinos en un cargo que no es permanente. Y sobre todas las cosas deben tener muy presente que cuando hablen públicamente la voz que la gente escuchará no será su voz sino la voz de a quienes representan.

Por eso cuando en El Puerto revolotea la frase “altura de miras” me echo a temblar según de quién venga. Hay uno en especial al que se le ha llenado la boca pronunciándola a diestro y siniestro, y cuando ha tenido la mínima oportunidad ha tirado por la calle de en medio y se ha subido hasta las alturas de la Casa de la Contratación sabedor que desde allí las miras son de profusa alzada. Esperemos que cuando baje no tropiece con el famoso fantasma del callejón del Tinte y encuentre una parroquia donde cobijarse.

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