Avanzan en años, en madurez. En madurez de propuestas. De los cuerpos, que cambian y con los que, sin remedio, cohabitan. Cohabitamos. Avanzan explorando diferentes caminos pero con un objetivo latente. Conectar vida y mirada a través del trabajo. El grupo Mal Pelo, grupo porque María Muñoz, su codirectora, no quiere hablar de compañía, llevan 20 años de búsqueda, “de aprendizaje”, dice. De vida. “De la vivencia cotidiana del trabajo queremos hacer nuestra casa”, aspira (bonita meta) la bailarina y coreógrafa que esta noche inaugura en la Central Lechera el VIIIFestival Cádiz en Danza con Bach.  

Mal Pelo inaugura el presente certamen, lo cierra y, en buena parte, lo alimenta. Y es que la organización del festival ha decidido dedicar la octava edición al grupo en reconocimiento a su aniversario. “Para nosotros ha sido un verdadero regalo”, aduce la codirectora que valora la distinción del festival “como el mejor colofón de un año en el que hemos venido celebrando diferentes actividades por los 20 años”.

Así, durante los ocho días de certamen la ciudad podrá conocer las diferentes caras y etapas de un grupo que tiene como columna vertebral “la necesidad de ir aprendiendo y de encontrar maneras de acercarnos a las ideas que queremos plantear no sólo desde la danza sino también desde otras disciplinas”, explica Muñoz. Esta exigencia es el reflejo “de todos los que hemos formado parte del grupo” porque para los artistas “el trabajo de cuerpo, de movimiento, del espacio” es la simiente de sus proyectos.

Por eso hoy veremos a María Muñoz en solitario, de negro, en una escena sobria donde trabaja con diferentes momentos de Clave bien temperado de J. S. Bach. “Bailaré algunos preludios con música en directo y algunas fugas en silencio”, explica la intérprete y creadora de la pieza “que creó en 2004 y se presentó en 2005” y que “todavía” representa “muy a menudo”. María define la pieza, que dura unos 50 minutos, como “tentadora” porque “los compases de Bach son realmente envolventes” y por otro “para el público es ponerse delante de una música muy concreta y de una intérprete pero funciona muy bien”.

Muñoz fundó la compañía de danza Mal Pelo junto con Pep Ramis en 1989. Al creador también lo disfrutaremos en Cádiz, junto con el bailarín Jordi Casanovas y la propia María, en el montaje, titulado He visto caballos, que echará el cierre del festival en el Teatro Falla.

“Esta obra forma parte de unas colaboraciones que hemos tenido con el escritor John Berger”, resuelve la directora que considera  que el autor británico (con el que ya han firmado dos trabajos más) es “una persona muy especial con un espectro muy variado de trabajo”. En esta ocasión, Berger “no ha creado algo especial para nosotros”, dice, “sino que  como estaba escribiendo su última novela, pues decidimos coger algunas partes y desde ahí, y desde nuestra búsqueda, hemos construido He visto caballos”. Una obra que se basa en la relación imposible de un hombre y una mujer, que se aman desde una distancia impuesta. El espectáculo también cuenta “con dos poemas maravillosos” del escritor palestino desaparecido Mahmoud Darwish, “dos textos bellísimos que resumen perfectamente el sentimiento de pertenencia a un lugar y el sentimiento de estar en prisión”, alaba. 

La huella de Mal Pelo paseará, además, fuera  de los escenarios para impartir el curso de danza contemporánea Del silencio al movimiento, la exposición Swimming horses “en el increíble espacio de las casamatas del Baluarte”, piropea Muñoz, y un ciclo de proyecciones sobre el trabajo del centro de investigación de la compañía L´animal a l´esquena, un verdadero hervidero creativo y de intercambio de impresiones de artistas de diferentes disciplinas.