SALVADOR SOBRAL | CANTANTE

“El idioma es solo un recurso en mi música”

  • El artista luso presenta esta noche en el Concert Music Festival ‘París, Lisboa’

  • Se acompañará en directo de un cuarteto de jazz

El cantante portugués Salvador Sobral

El cantante portugués Salvador Sobral / TOMÁS MONTEIRO

Cerca del mar, como su canción. También de Cádiz, una puerta abierta al océano y un lugar que disfruta muchísimo. Cerca de Lisboa, tierra marinera, su ciudad natal, y a la vera de Sancti Petri, su próxima parada esta noche, a partir de las 22.30 horas, en el escenario Lenovo del Concert Music Festival.

La música de Salvador Sobral es amplia como el mar, es un cruce de caminos sin punto de partida ni destino, es una amalgama de lenguas cantadas y sentidas bajo el suave manto del jazz y su dulce voz y es un talento que se está asentando poco a poco en el panorama musical.

A Chiclana llega para presentar París, Lisboa, un nuevo disco que refleja también la amplia territorialidad de las canciones que le nacen de una extrema sensibilidad. “Este disco surgió de juntar algunas canciones mías con otras de gente a la que admiro”, explica. Un álbum que es el segundo en solitario del cantante luso tras Excuse me (2016), aunque por el trayecto ha dejado un trabajo en directo, Excuse me Ao vivo (2017), y un proyecto conjunto basado en la obra de su compatriota el literato Fernando Pessoa y titulado como uno de los heterónimos que usó el autor, Alexander Search (2017). Un eclecticismo que aumenta en cada etapa sonora y que se vislumbra desde las primeras notas de su reciente álbum. “Puede ser que en el futuro haga chanson francesa”, comenta Sobral acerca de la ruta que presumiblemente, o no, seguirá su estilo más adelante.

Aunque retazos de Francia ya hay en París, Lisboa, concretamente en el tema La Souffleuse y también canciones que viajan sin estridencias entre el español (Grandes ilusiones, Cerca del mar), inglés (Playing with the wind) y portugués (Prometo não prometer, Ela disse-me assim o Mano a mano, junto al cantante António Zambujo). Este multilingüismo es una de las muchas herramientas que le permiten a Salvador Sobral acercarse de manera más certera a la música que le late dentro. “El idioma es la música misma, la lengua es solo un recurso más para mí”, afirma antes de su cita con el público gaditano en Sancti Petri, que ya pudo disfrutarlo el pasado verano en un recital de boleros que dio en el escenario del ciclo de espectáculos Royal Hideaway Sessions.

En aquella ocasión, Sobral dejó caer a la audiencia su gusto por la provincia de Cádiz. “Sanlúcar de Barrameda es mi pueblo favorito”, dijo durante el concierto. De allí es su amigo el percusionista Luati González, que le acompañó en ese recital. “Él es de ese gran pueblo blanco -relata el músico-, un lugar donde se respira paz y tranquilidad. Me gusta mucho la gente del sur. Tengo un grupo de amigos gaditanos y les encanta la vida”.

Bastante de esos tres conceptos -vida, paz y tranquilidad- contienen las melodías de Sobral, ideales para degustarlas sin las prisas que en ocasiones invaden la música actual. Sus canciones son de otro tempo, de otra magnitud. Entre ellas destaca en París, Lisboa una muy hermosa llamada Prometo não prometer, un prodigio de sencillez emocionante que pasa por ser uno de los mejores pasajes del disco y que está interpretada a dúo con su hermana Luísa Sobral.

Fue otra composición de ella, Amar pelos dois, la que colocó a Salvador Sobral en el centro del mapa musical tras darle a su país su hasta ahora única victoria en el festival de Eurovisión. De ese certamen, el cantante portugués apenas suelta prenda tras mostrarse en infinidad de ocasiones bastante alejado musicalmente de la tónica de canciones que allí se escuchan. “No acompaño al festival”, dice.

Sin embargo, aquella preciosa canción con la que ganó la cita europea le sigue acompañando en su camino, por más que el público del concierto del pasado año se quedara sin escucharla porque no encajaba en aquel repertorio de boleros. ¿Y en Sancti Petri, nos dejará con las ganas? “El público tendrá que venir y ver si la tocamos o no”, zanja.

De la posibilidad de poder editar un trabajo conjunto con su hermana Luísa, el portugués tampoco da una respuesta contundente aunque no cierra la puerta: “Quién sabe, a lo mejor un día, pero antes nuestras dos carreras en solitario tienen que estar consolidadas”. Algo que si no ha sucedido ya, está en camino, como su música, sin estación de llegada ni lugar de arranque.

Posibles discos al alimón aparte, uno de los sueños por cumplir de Salvador Sobral es “tocar con una orquesta”, aspecto que sorprende conociendo la intimidad de su propuesta sonora. De momento, en el Concert Music Festival de Sancti Petri se le disfrutará hoy con la puesta en escena “de siempre, un cuarteto de jazz, mucha improvisación, comunicación y espontaneidad”, cuenta.

Una nueva ocasión para unir los corazones de dos tierras hermanas, Portugal y España, a veces demasiado ajenas la una de la otra. “Creo que es algo que está cambiando. España está mucho más atenta a lo que Portugal hace y viceversa”, comenta Sobral que cita a Sílvia Perez Cruz y Jorge Drexler como “mis referencias siempre” y al músico portugués Bruno Pernadas como recomendación de lo mejor que ha salido de su tierra. “¡Tienen que escucharlo!”, pide.

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