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Cultura

La labor sumergida del CAS

  • El Centro de Arqueología Subacuática aparca la difusión de sus actividades y avanza en la protección del patrimonio Carmen García Rivera, directora del centro, detalla cada proyecto

El Centro de Arqueología Subacuática (CAS) navega en silencio bajo las aguas de la crisis. Atrás quedó la época de las grandes exposiciones y actividades de difusión que permitían al ciudadano comprender que los tesoros de los pecios hundidos poco tienen que ver con los de Piratas del Caribe, sino con la recuperación de fragmentos de nuestra propia historia. La época de las grandes inmersiones que rastreaban nuestros fondos en busca de nuevos datos del Cádiz de Ultramar. Sus técnicos navegan en silencio, en los archivos, fundamentalmente, a través de proyectos destinados a la protección y conservación de nuestro patrimonio. Es la labor sumergida del CAS, la que no se aprecia más allá de los brazos acogedores del Balneario de la Palma, pero que avanza firme hacia nuevos logros de la arqueología subacuática. Carmen García Rivera, directora del CAS, detalla cada uno de los proyectos en los que andan sumidos.

La única intervención arqueológica en la que actualmente trabaja el CAS es en el Proyecto Delta, como lo denominan. Son los trabajos de intervención arqueológica que se desarrollan en los pecios que han aparecido al hilo de las obras del muelle de Cádiz. Hace apenas unos día comenzó la excavación en el pecio 1, el mismo que fue trasladado hace unos meses a bordo de una estructura metálica hacia una zona más segura y a menor profundidad. "Acaba de comenzar, así que hay pocas novedades, salvo un lingote que ha aparecido y poco material más", explica Carmen García Rivera, que señala que durante los primeros días de esta excavación en la que colaboran con Tanit, la empresa adjudicataria por parte de Autoridad Portuaria, se han dedicado a retirar el fango que se ha depositado sobre el geotextil que cubría el pecio. "También se ha montado una estructura sobre el barco hundido con diferentes colores para que cada arqueólogo sepa dónde está actuando porque la visibilidad es nula". Una excavación que acaba de iniciarse, pues anteriormente se había trabajado en la zona del entorno del pecio. De estos primeros trabajos se recuperó mucho material como lingotes, botijas que transportaban aceitunas y que pueden verse perfectamente ordenadas sobre las grandes mesas de trabajo del laboratorio del CAS, así como parte del forro del barco y mucho material cerámico... etc. "Se espera que aparezca más material, claro", puntualiza.

Pero no es esto lo que más interesa a la directora del CAS, sino el "logro que esta acción conjunta supone. Ahora es tan importante la obra como la protección del patrimonio", señala. "Nadie pretende estar por encima y esto ha ocurrido precisamente en la actuación en el muelle", donde, de hecho, fue Cultura quien determinó las cautelas arqueológicas necesarias.

Otra de las ramas de trabajo que desarrolla el Centro de Arqueología Subacuática es la revisión de toda la información generada en los últimos años de cara a plantear modificaciones en las zonas declaradas arqueológicas, es decir, en las zonas donde existe potencial arqueológico documentado -actualmente hay 56 inscritas en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía-; o las de servidumbre arqueológica, en las que hay presunción fundada de su existencia, ya sea por fuentes documentales históricas u otra serie de estudios, con un total de 42 declaradas. Son figuras de protección jurídica con las que Andalucía se erigió como pionera en materia de arqueología subacuática, allá por el año 2008. "Estamos revisando la documentación para incorporarle toda la información nueva que se ha producido, para modificar las delimitaciones en caso de que sea necesario y para ver si se incorporan nuevas zonas al catálogo", asevera García Rivera. Una labor que están desempeñando a lo largo de este año.

La nueva información que manejan llega desde los propios ciudadanos -fuentes orales-, desde nuevos archivos documentales localizados o desde la información generada desde la intervención de otros arqueólogos en obras.

Para ello trabajan con la carta arqueológica, "que no se puede entender como un simple listado de yacimientos, sino como una herramienta que va a permitir establecer las medidas de conservación y protección y diseñar estrategias de investigación", apunta. Información que barajan antes de establecer dicha zonas protegidas.

La lucha contra empresas cazatesoros es otro de los grandes hitos del CAS, así como una de las voces de alarma alzada por la comunidad arqueológica internacional, en la última convención de la UNESCO que tuvo lugar hace unos días en París. "Tenemos herramientas que protegen jurídicamente nuestro patrimonio arqueológico subacuático, y que nos defienden de amenazas lícitas como puede ser una obra, pero no son tan eficaces contra las actividades ilícitas como son este tipo de empresas, por llamarles de alguna manera", asevera la directora del Centro de Arqueología Subacuática.

Por eso sentencia que "queremos defendernos de las empresas cazatesoros". Para ello es fundamental la colaboración y la relación con los cuerpos de seguridad del Estado (con el Ministerio del Exterior, a través de la Guardia Civil y el Ministerio de Defensa, a través de la Armada), asevera.

Para ello se facilitó toda la información arqueológica que maneja el CAS a la Guardia Civil con objeto de que se integren en el SIVE. "Este sistema vigila a tiempo real a través de tecnología óptica y acústica, cámara de vídeos, de infrarrojos, sensores de rádar, etc.". Una vez que salten las alarmas en el centro de control se activan los recursos necesarios en función de la situación de peligro generada, relata Carmen García Rivera.

Un vínculo totalmente efectivo en esta lucha contra el expolio, a juzgar por la última incautación de la empresa cazatesoros que el pasado lunes fue capturada en las aguas de Algeciras. Un barco con bandera de Togo que, al parecer, navegaba destino al Estrecho de Gibraltar. Y en esto, algo ha tenido que ver el caso Odyssey. "No sé si hay más o menos empresas cazatesoros en nuestras aguas, pero desde luego, desde Odyssey son conscientes de que España está dispuesta a luchar contra ellos. Está dispuesta a reclamar sus derechos", señala García Rivera, quien asegura que está en contacto frecuente con la Guardia Civil.

Y es que este tipo de empresas "se plantean el patrimonio con objetivo comercial y normalmente suelen disponer de tecnología punta que les facilita acceder al mismo". Sobre todo, a grandes profundidades, añade, "donde se encuentran los pecios menos expoliados". Eso sí, si a su paso destruyen toda la información histórica que ofrece el entorno, no les importa en absoluto.

Esto en lo que respecta a España. Pero ¿qué se cuece a nivel en internacional?. "España tiene una legislación potente, pero otros países no. De hecho, hay países que llegan a acuerdos con las empresas interesadas para un futuro reparto del botín", señala, sin poner ni un sólo ejemplo. "No quiero conflictos internacionales". De ahí el interés que ha suscitado esta cuestión en el seno de la UNESCO, donde hace unos días estuvo Carmen García Rivera como representante del CAS, de España.

Aparte de la lucha contra empresas cazatesoros también se han debatido toda una serie de cuestiones sobre la situación actual del patrimonio arqueológico subacuático y líneas de acción de cara al futuro.

"Se ha abordado fundamentalmente el tema de la protección, que se abre en dos líneas que ya hemos mencionado, frente a actividades legítimas e ilegítimas", reitera. De hecho, "preocupa mucho que proliferen empresas cazatesoros".

Si bien, otro de los puntos en los que se pretende hacer especial hincapié es en la concienciación ciudadana, que es otro problema. "Para muchos sectores de la sociedad, la arqueología subacuática es sinónimo de aventura, de oro y plata y Piratas del Caribe, y esto es precisamente lo negativo". Y es que la arqueología subacuática es mucho más. "Es una disciplina científica que no pretende recuperar objetos bajo el mar, sino una historia que nos pertenece a todos". En este apartado la UNESCO "plantea que la gente piense que esta historia es suya, para que así se implique en la protección".

Pero, realmente, ¿qué se hace en esta materia? ¿Qué hace el CAS en lo referente a la concienciación ciudadana?

La labor de difusión para la concienciación ciudadana está ahora casi paralizada. Aparte de las visitas guiadas por el centro que todavía siguen realizando, poco más se hace en esta materia. No hay recursos, y esto hace mella en esta labor. "La crisis nos condiciona mucho", pero "seguimos trabajando en las visitas guiadas por el centro y se han realizado productos didácticos". Esto último se traduce en la web Sumérgete en la arqueología que ya se presentó hace algún tiempo.

En la UNESCO se planteó poner en marcha toda una batería de propuestas como las que en tiempos de gloria se emprendieron en España, en Cádiz, en el CAS. Exposiciones, publicaciones divulgativas...etc., "pero no hay nada previsto al respecto a nivel Europa", informa, salvo algunos proyectos que, de momento, están pendientes de financiación.

Entre ellos se ha presentado un proyecto pedagógico a convocatoria pública en busca de financiación. "Sería la segunda parte de Sumérgete, que consiste en llevar este programa por distintos centros de Andalucía", asevera.

También se elaboró un modelo teórico para desarrollar la puesta en valor de yacimientos subacuáticos en un futuro, de cara a buceadores y no buceadores. Una actividad que en la actualidad gestionan algunos clubs privados.

Una difícil coyuntura, añade, ante la que saca una lectura positiva. "Es tiempo de documentar, que además es tan importante como cualquier intervención". Y es que Carmen García Rivera no cesa en el discurso que defiende contra viento y marea. "Un expediente de protección puede salvarte cualquier yacimiento en el que mañana puedes intervenir". "Por eso siempre insisto en lo importante que es entender un yacimiento". Entender que la historia se escribe con cautela, con medidas de conservación y de protección.

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