Arqueología

Los investigadores de Melkart reconocen el error de interpretación del LiDAR, pero mantienen su hipótesis

  • En su intervención en la Academia de San Romualdo arremeten contra el IGN del que proceden los datos originarios, los medios y contra los expertos que han negado su estudio en base a este fallo

  • Afirman que ha sido una campaña de desprestigio contra una investigación muy extensa en el tiempo

Mesa redonda en torno a Melkart en la Academia de San Romualdo de San Fernando.

Mesa redonda en torno a Melkart en la Academia de San Romualdo de San Fernando.

Los investigadores de la polémica hipótesis de la posible ubicación del Templo de Melkart en el Caño de Sancti Petri reconocen el error de interpretación de los datos con tecnología LiDAR en los que basaron la presentación de este hallazgo, aunque se mantienen en su teoría, en base a numerosos estudios previos y a expensas de futuras intervenciones. 

Así lo confirmó el propio autor del descubrimiento durante su tesis doctoral, Ricardo Belizón, en la mesa redonda  'De Estrabón a la teledetección. Nuevas propuestas sobre el paisaje del entorno de San Fernando en la antigüedad' que ha tenido lugar este martes en  la Academia de San Romualdo de San Fernando, y en la que también han participado los otros miembros del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, Antonio Sáez Romero Eduardo Ferrer Albelda, así como Milagros Alzaga García, del Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

En su intervención, Belizón expuso que al hilo de su trabajo sobre los centros de producción de San Fernando en la antigüedad se realizó un estudio paleogeográfico del entorno, encontrando "estas posibles estructuras en el Río Arillo y la zona de Sancti Petri a través de modelos digitales del terreno por un sensor LiDAR, que no profundiza en el agua", ha reconocido. Ante el hallazgo, prosiguió,  "nos pusimos en contacto con el Instituto Geográfico Nacional y lo comunicamos al Centro de Arqueología Subacuática". Entonces le contestaron desde el IGN "que posiblemente el LiDAR no atraviesa el agua", así que "lo normal es editar eliminando posibles artefactos y zonas de interpolación". En este apartado, Belizón arremetió contra el IGN, "pues tras un año en contacto con ellos y pedirles que repliquen, les ha resultado hasta el momento imposible".

A favor de la ubicación de Melkart en esta zona sí expuso el sistema MDS en el que también han trabajado, que es en superficie, "pues mientras que el MDT -Modelo Digital del Territorio- elimina edificios y vegetación, en el MDS  permanecen, y vemos que la diferencia entre las barquitas que se ven y la posible estructura hay cuatro metros de altura, por lo que no es un edificio volador, como se ha dicho".

Con todo, confirmó "que sí que hay un error de datos, que no sabemos si ha sido un relleno con datos de otros sensores por otras instituciones". 

La del IGN no ha sido el único reproche de la mesa redonda que inició Antonio Sáez en lo que consideran "una campaña de desprestigio entre compañeros" que, según añadió, "siguieron los medios sin contrastar". En este apartado, aclarar que este medio ha intentado contactar con los investigadores y el propio CAS sin éxito, incluso antes de publicar el error de interpretación que otros expertos en tecnología Lidar expusieron inmediatamente. 

Durante su ponencia han fundamentado que se trata de un trabajo serio y largo en el tiempo, "con miembros del equipo con más de 25 años en la investigación", y se ha mostrado muy sorprendido por "el interés que han tenido expertos -como Antonio Monterroso- en que Melkart no se ubique allí". Sobre todo, han dicho, teniendo en cuenta que el debate de la ubicación del templo más anhelado por todos los historiadores y arqueólogos nos acompaña desde hace siglos, "por lo que no entendemos tanta polémica y creemos que se ha confundido la opinión con el debate científico". Consideran, por tanto, "que se ha criticado de forma muy vehemente" esta hipótesis.

El Hallazgo, el desmentido y la polémica

La hipótesis del hallazgo presentado el pasado 15 de diciembre en el CAS habla de un edificio de 150 metros de ancho por más de 300 metros de largo que aparece a modo de gran estructura portuaria central con amarraderos, a unos 3 o 5 metros de profundidad. Al sur de esta estructura también ubicaron varias cimentaciones, un puerto interior en forma de dársena cerrada, varios espigones y se ha documentado una zona de villa doméstica relacionada.

Todo este conjunto, dijeron entonces, tendría que ser constatado con prospecciones geofísicas en la zona del Caño de Sancti Petri, que son las que definitivamente determinarían si se trata del templo sagrado de la antigüedad más anhelado en la Bahía de Cádiz.
Pero poco tardaron otros expertos en salir a la contra. Entre ellos, el cartógrafo Kiko Sánchez Díaz, doctorando en Prehistoria de la Universidad de Sevilla; el titular de Arqueología de la Universidad de Córdoba, Antonio Monterroso Checa y el jefe de departamento de protección de Patrimonio de la Delegación Cultura, Ángel Muñoz, que habló de premura en la presentación de estos hallazgos, y cuyas declaraciones no han sentado bien a los investigadores de la Universidad de Sevilla, poniendo como ejemplo otros hallazgos como el puerto de Gadir del que pronto hizo mención sin poner en duda, han dicho. 

Los antecedentes arqueológicos

En su exposición, la directora del CAS, Milagros Alzaga, hizo referencia a las numerosas fuentes documentales que desde tiempos inmemoriales han apuntado al entorno de Sancti Petri y la Punta del Boquerón como el punto donde se erigía el santuario fenicio, mientras que Eduardo Ferrer incidió principalmente en las fuentes clásicas principalmente desde finales del siglo I a.C. 

Mencionaron desde los textos de Estrabón y Mela sobre la ubicación, hasta las descripciones del ambiente marino y el efecto de las mareas sobre la base del templo que hizo Posidonio, entre otros textos de Filóstrato sobre la amplitud de un templo que ocupaba toda la isla.

En cuanto a los antecedentes arqueológicos desde el siglo XVIII señalaron numerosas referencias en la zona de avistamientos de edificios en bajamar, e incluso conjuntos escultóricos como una mujer recostada o la existencia de dos columnas con dos figuras que no pudieron rescatarse. Sí que han aparecido estatuillas de bronce, monedas púnicas y estatuillas a modo de exvotos fenicios, pues se trataba de una zona sagrada marinera. A principios del XX un buzo localizó una escultura de mármol sin cabeza que está en el Museo de Cádiz, y dijo haber visto "unas escaleras", mientras que en 1905 encontraron un atis de bronce, seguido del hallazgo del Toracato del Museo en 1925, y en 1934 rescataron varias esculturas de conejitos. Ya en los 70 y 80 gracias a las prospecciones de Olga Vallespín se localizaron pozos de agua, áreas con sillares y un pecio con lingotes de cobre de época tardorrepublicana. Posteriormente, entre 1984 y 1993 se encontraron durante unas labores de dragados varias estatuillas, una inhumación y estratigrafía del VIII al I a.C. Fue en los 90 cuando la Consejería aprobó el proyecto para completar la carta arqueológica, que permitiría descubrir estructuras murarias, sillares, conjuntos monetarios y hasta una columna en posición original. Y, por último, en 2017 la UCA descubrió otro pecio con lingotes alto imperiales al hilo del Master de Arqueología Náutica y Subcuática. 

El futuro de la investigación

La directora del CAS explicó que han presentado este estudio para que sea catalogado dentro de la subvención de Proyectos y Ayudas a la Investigación en el ámbito del Plan Andaluz Investigación de Investigación, desarrollo e Innovación y pretenden hacer lo mismo para un Proyecto General de Investigación de la Junta, además de solicitar emprender intervenciones arqueológicas que serán las que definitivamente marquen la tipología y funcionalidad de estos espacios arqueológicos desde el Río Arillo a Sancti Petri. Las que definitivamente confirmen si ahí está Melkart.
   

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