Los últimos hallazgos arqueológicos más sorprendentes en el litoral de Cádiz
Patrimonio
El entorno del tómbolo de Trafalgar, la playa de los Caños de Meca y Baelo Claudia deja al descubierto en los últimos meses importantes restos y edificios prehistóricos y romanos
La segunda necrópolis megalítica de 4.000 años localizada en el tómbolo de Trafalgar viene a confirmar las hipótesis que ya presentían los arqueólogos que trabajan en este proyecto, el de toda una necrópolis megalítica en este mágico entorno.
La nueva tumba, que responde a una estructura megalítica tipo tholos y que se caracteriza por presentar un pequeño corredor formado por varios ortostatos (lajas verticales) y una cámara funeraria de tipo circular conformada por grandes ortostatos de piedra, es bien distinta a la que se presentó hace ahora justo un año en este privilegiado entorno. En ese inigualable balcón al mar, nuestros primeros pobladores decidieron enterrarse y conectar con el más allá, ya en plena Edad del Bronce antiguo, mientras que los romanos apostaron por la industria pesquero-conservera 2.100 años atrás. Estos son los hallazgos localizados recientemente en la zona y otros puntos de litoral por los investigadores del grupo HUM-440 de la Universidad de Cádiz que lidera el catedrático de Arqueología Darío Bernal, en el marco de Arqueostra.
La otra tumba megalítica de Trafalgar
En esta misma zona apareció una tumba megalítica de construcción mixta que combina dos tipos de enterramientos. Está compuesta por un corredor similar al de los dólmenes de unos 3 metros de ancho por 1,40 de alto, desde donde se accede a una cámara de planta circular excavada en la roca, a modo de cueva artificial o hipogeo. Un conjunto que estaba cubierto y cerrado, pero cuya cubierta se iba a sustituir al encontrarse en peor estado. En su interior han encontrado enterradas a una mujer en posición anatómica con restos de un interesante ajuar con cuentas de collar de concha, piedras de colores y algunas de oro, además de un peine o lendrera de hueso, y cinco niñas en un osario con los restos óseos en muy buen estado de conservación, junto a múltiples restos cerámicos. El conjunto data del 3.800 al 4.000 a. C.
Una villa romana a los pies del mar
A pocos metros más adelante de estos enterramientos se localizó una villa marítima donde vivían sus fundadores itálicos construida de forma aterrazada en el terreno y bajo el que construyeron un vivero excavado en la roca, el primero y más importante que se conoce de toda la Bética, para el engorde del pescado.
Unas viviendas con varias estancias habitacionales junto al que aparecieron, además de un conchero romano, 13 grandes piletas de 1,5 a 2 metros de profundidad pertenecientes a una fábrica de salazones donde se encontró "un garum único", realizado con restos de pescado de roca, erizos y cangrejos.
También aparecieron algunas piezas arquitectónicas relevantes como un capitel corintio en biocalcarenita y más de 200 restos de pintura mural coloreada y con decoración geométrica y vegetal del III estilo pompeyano, procedentes del techo y de la pared de alguna estancias, y restos de mosaicos, que verifican que algunas de las habitaciones estuvieron ricamente ornamentadas.
Los sorprendentes baños romanos de los Caños
Uno de los más sorprendentes hallazgos en la zona es el de los baños romanos del siglo I.d.Cbaños romanos (época imperial) con tres habitaciones para el baño seco, tipo sauna. Una es la sala fría, otra sala templada y otra caliente, junto a la que seguro habría una piscina para el baño.
Las habitaciones estaban calefactadas para el circuito termal, al disponer de dobles suelos y doble pared para las cámaras, así como una estancia lateral desde donde emanaba el calor.
Todo un conjunto termal que posiblemente correspondería a un espacio para el ocio y de higiene de los trabajadores de la factoría de salazones anexas.
Otros edificios romanos junto a las termas
Dos nuevos edificios romanos localizados junto al balneario elevaron la potencia arqueológica de la zona, al tomar una superficie de más de media hectárea (150 x 50 metros). El primero de los edificios tiene una superficie de unos 150 metros cuadrados, se relaciona con la industria pesquero-conservera, y está dotado de tres ambientes: un pasillo en forma de L al aire libre; una zona con 3 piletas de salazones; y una habitación para la limpieza y despiece del pescado, dotado de una gran mesa longitudinal, de unos 8 m de longitud con forrado superior de sillería, única en su género en toda la península ibérica.
Además, también se ha documentado la puerta y una escalera de acceso a un segundo edificio, que será excavado en el futuro, y cuyos paramentos presentan dos metros aproximadamente de alzado conservado.
Otra factoría de salazones y una taberna en Baelo Claudia
Los últimos hallazgos de Baelo Claudia pasan por una factoría de salazones, la tercera más importante de las diez que exhibe el yacimiento, además de una taberna. Esta factoría que estuvo en funcionamiento 700 años (del II.a.C al Vd.C.) y contaba con dos áreas, una de saladeros y otra con ocho piletas que presentan muy buen estado de conservación, además de una plataforma de trabajo construida delante del edificio pavimentada en opus signinum. Sería una "de las 37 que los expertos estiman que debe haber.
También apareció una taberna orientada hacia una de las calles y que se abandona muy pronto, en el siglo I.d.C., que es cuando se dedica a zona de vertederos de los edificios de alrededor. En la zona localizaron algunos depósitos relacionados con la explotación de recursos como son ericeros.
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