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Cádiz

Lo que se hace por un amigo

  • Organizan un festival para Sergio Castañeira, un fotógrafo al que la fatalidad postró en silla de ruedas

Le podía haber sucedido a cualquiera. Día de verano en la playa de Zahora. Calor. Sergio coge carrerilla y se zambulle en una ola. Bajo la ola, un banco de arena. Sergio se golpea en la barbilla, la cabeza hacia atrás, se fracturan dos vértebras, la tercera y la quinta. Durante un minuto Sergio está debajo del agua hasta que un bañista jala de su cuerpo. Ocurrió hace un año.

En el cartel realizado por sus amigos para el festival que el próximo sábado va a recaudar fondos para pagar fisioterapia, obras de adaptación en la casa y gastos y más gastos derivados de la fatalidad, Sergio Castañeira,surfer, documentalista, fotógrafo de bodas, fotógrafo poético, aparece con una melena rizada, como último superviviente de una película futurista. Ayer, en El pelícano, donde él ha fotografiado tantos conciertos, Sergio estaba en su silla de ruedas, con el pelo rapadito. Puede mover los brazos, pero las manos aún están blandas. Quizá pueda mejorar. "Estoy en un programa experimental de células madre. No tengo nada que perder". Cada cierto tiempo acude a Madrid al programa. Un viaje que cuesta dinero. Pasó un año en el hospital, un gran hermano con gente como él. "Llegué a ser el más veterano. Podía haber estado algo menos de tiempo, pero mi casa de la barriada de La Paz no tenía ascensor". Vive con su madre y de la pensión de su madre y ahora ha conseguido un piso de alquiler. Aquella ola complicó endiabladamente las cosas. Sabe que volverá a coger la cámara, todavía no puede, "pero hay mucho que hacer con las imágenes".

Sus amigos tenían que hacer algo por Sergio. No tenían ni ide a de cómo se hacía, pero montaron un festival. El resultado es el que se podrá ver el sábasdo a partir de las doce de la mañana en el Baluarte de la Candelaria, un encuentro de un montón de grupos de Cádiz (Last Drop, Agadornis, Evil Empire) que nunca habían caído en la cuenta de que nunca se habían juntado. Sergio lo ha hecho posible. "Llega, la verdad es que llega...", admite Sergio con una media sonrisa tras su calvario.

A estos grupos se suman otros consagrados, como Hermanos Dalton, GAS Drummers o Trashtucada. Todos actúan gratis en una jornada que los organizadores quieren que sea "una gran fiesta intergeneracional, donde vayan desde niños (hay guardería y un festykids) a abuelos". Agradecen al Ayuntamiento -"el alcalde se preocupó personalmente, es de nuestra quinta..."-, a Unicaja, a las decenas de patrocinadores, a los 80 voluntarios... "Ha sido una cadena de favores ". Son cosas que se hacen por un amigo. Y por ocho euros quién se va a perder la fiesta. Sergio volverá a asistir, como tantas veces, con sus colegas, a un concierto después de un año enclaustrado, el primer año después de la ola.

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