"Tener presente el pasado nos evitaría, a nivel personal y social, repetir errores"

Última jornadablanca portillo. actriz

La intérprete, junto al actor José Luis Pérez, cierran esta noche el FIT en el Gran Teatro Falla con 'El cartógrafo', una obra dirigida y escrita por el dramaturgo Juan Mayorga

Tamara García

Cádiz, 28 de octubre 2017 - 02:05

"En la Varsovia de nuestros días, Blanca oye la leyenda del cartógrafo del gueto. Según esa leyenda, un viejo cartógrafo se empeñó, mientras todo moría a su alrededor, en dibujar el mapa de aquel mundo en peligro; pero como sus piernas ya no lo sostenían, era una niña la que salía a buscarlos para él. Blanca tomará por verdad la leyenda y se lanzará a su vez, obsesivamente, a la búsqueda del viejo mapa y, sin saberlo, a la búsqueda de sí misma..."

Esta apetecible sinopsis nos invita a descubir los secretos de El cartógrago, una obra protagonizada por Blanca Portillo y José Luis Pérez y dirigida y escrita por uno de los más grandes dramaturgos contemporáneos, Juan Mayorga , con la que esta noche concluirá la XXXII edición del Festival Iberoamericano de Teatro en el Gran Teatro Falla.

La actriz madrileña, también Blanca en El cartógrafo (entre otros personajes), nos proporciona algunas de las claves para descifrar "el mapa" que es este montaje teatral en sí mismo.

-Blanca Portillo, Juan Mayorga y José Luis Pérez, repite el triunvirato de 'Don Juan Tenorio' pero algunos en diferentes 'papeles'. Entiendo que fue tan buena la experiencia que han querido volver a colaborar.

-La verdad es que no era la primera vez que trabajaba con ambos aunque sí con ambos a la vez. Una tiende a rodearse de la gente a la que quiere y admira y tanto José Luis como Juan son personas queribles y admirables. Disfrutamos en el Tenorio y esto ha sido mucho más intenso, puesto que el texto no es de otro, es del propio Juan, nos hemos puesto en sus manos como director y yo he podido disfrutar de José Luis como compañero en escena… Un lujo.

-He leído que Juan Mayorga pensó en usted cuando escribió este texto. Blanca, de hecho, se llama la protagonista. ¿Un halago, una responsabilidad?

-¡Es cierto! Dice que le puso mi nombre con la esperanza de que algún día lo interpretara. Y es ambas cosas a la vez: tremendamente halagador y una enorme responsabilidad. Pero confieso que el hecho de que haya sido él mismo quien me ha dirigido ha atenuado en parte el miedo y ha hecho que pese más la alegría y la ilusión de que pensara en mí para el personaje. Soy una actriz afortunada: tengo la suerte de ser contemporánea de uno de nuestros grandes dramaturgos, ¡y además le gusta mi trabajo!

-¿Qué es lo que pensó en su primera lectura? ¿Qué le conmovió?

-Lo primero que resonó en mí fue la idea del mapa personal… Confieso que, al terminar de leer el texto, sentí el impulso de revisar mi vida y plantearme cuáles habían sido los sucesos que de verdad me han marcado y construido… Después la idea de que, por mucho que intentemos borrar o no mirar, el pasado nos acompaña, nos hace ser lo que somos… Y finalmente, había algo tremendamente teatral, la tradición oral como base del teatro… ¡Me fascinó!

-Interpreta a tres personajes diferentes y José Luis García-Pérez a nueve, ¿cómo se enfrenta el trabajo en estos casos de 'multipapeles'? No sé, recuerdo su trabajo en 'El testamento de María, también... ¿Es tan complicado como suena?

-Es complicado y fascinante. Trabajamos cada uno de los personajes como una entidad en sí misma, cada uno con su línea emocional y vital, de manera intensa y concienzuda. Después hay que hacer una mirada a vista de pájaro y hacer que prevalezca la idea de la función, el mensaje por encima del supuesto virtuosismo actoral.

-Un lujo, decía, trabajar con José Luis, ¿cómo ha sido el día a día?

-Trabajar con José Luis es un auténtico festín para cualquier actor o actriz. Le había dirigido dos veces y, viéndole trabajar, me dije a mí misma que yo quería disfrutar de él en el escenario, no desde afuera. Cada día de representación es una alegría. Volamos cogidos de la mano, confiamos el uno en el otro y dejamos en manos del otro la mitad del trabajo. José Luis es un actor entregado, generoso, comprometido, valiente…, y todo resulta fácil teniendo sus ojos delante. Un placer…

-¿Y qué tal es Mayorga como director? ¿Es diferente cuando es el propio director quien ha escrito la obra, suelen ser menos flexibles con el trabajo interpretativo porque saben exactamente qué quieren?

-Lo más hermoso de Juan como director es su capacidad para escuchar y para hacerte sentir que tú tienes voz dentro del proceso. Creo que ama a los actores y disfruta con ellos. Ha hecho un trabajo delicadísimo separando al autor del director aunque ambas facetas hayan estado presentes todo el tiempo, dialogando entre sí. Valora mucho lo que aporta el actor a unas palabras que nacieron en soledad. Además es un hombre tan inteligente, tan sabio, tan cuidadoso que el trabajo con él es, sobre todo, un enorme aprendizaje.

-Blanca, uno de sus personajes, busca un mapa, se obsesiona con una historia del pasado que parece olvidada... ¿qué importancia tiene en esta obra la memoria, la personal y la colectiva?

-Juan habla de "la dictadura del presente" que intenta imponerse al pasado y que parece obligarnos a mirar siempre hacia el futuro, pero el pasado no desaparece; otra cosa es que no queramos mirarlo o tenerlo en cuenta. El pasado es lo que nos construye, lo que hace que seamos hoy lo que somos. No tener eso en cuenta hace que ocurra eso que tantas veces se dice: el que olvida su pasado está condenado a repetirlo. Tener presente el pasado nos evitaría, a nivel personal y social, repetir errores y mejorar nuestro presente.

-¿Cree que en nuestro país somos un tanto expertos en mirar adelante y olvidar el pasado? ¿Cuánto nos pesa eso para construir futuro?

-Creo que sí, que somos un país tendente al olvido… Pero la historia, el pasado, acaba reapareciendo, alzando la voz… Hay que escucharlo para avanzar hacia un futuro mejor.

-Además de los olvidos 'conscientes', los que practican las personas que no quieren recordar por conveniencia, está el olvido por 'indiferencia', en el que a veces se cae por ignorancia, ¿el segundo es cómplice del primero?

-Probablemente… Se puede no mirar hacia atrás por voluntad o por ignorancia o por desprecio hacia el pasado… Deberíamos ser educados en la idea de convivir con lo sucedido, porque es algo irreparable, está ahí, no desaparece.

-¿Qué le piden al espectador de 'El cartógrafo'? ¿Es una obra exigente para él?

-Es exigente pero apasionante. El teatro es un pacto entre quienes están fuera del escenario y quienes están dentro. El cartógrafo le pide al espectador que sea consciente de ese pacto y lo pone en acción; es el espectador quien completa el mapa, quien crea finalmente personajes, lugares, historias… La función es en sí misma un mapa que el espectador ha de leer, descifrar y completar.

-Productora, directora, intérprete en teatro, cine, televisión y merecido Premio La Barraca a las Artes Escénicas, ¿siente que ha llegado donde quería, que está cerca de esa meta o que el camino sólo acaba de empezar?

-Nunca he tenido una idea concreta de a dónde quería llegar, solo quería caminar en esta profesión a la que amo. Y sigo caminando, disfrutando del recorrido cada día de mi vida. No tengo la impresión de que sea un camino con una meta. Cada paso es valioso en sí mismo.

-Por último, no me resisto a preguntarle por su próximo trabajo en la dirección teatral, ¿cómo va esa adaptación de 'El ángel exterminador'?

-Acabamos de empezar el proceso y estoy…, ¡feliz! Creo que cuento con equipo maravilloso. Soy consciente de la dificultad y la responsabilidad que supone este proyecto, pero lo estamos abordando con entrega, con honestidad y rigor y creo que el resultado, más allá de si es "bueno" o "malo" será potente. No puedo contarte mucho más… (ríe).

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último