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Márkaris: Crímenes y dura crítica social

Negro sobre negro

La nueva entrega de la saga del comisario Kostas Jaritos vuelve a centrarse en el desencanto del pueblo griego con sus gobernantes y la codicia de los inversores

Petros Márkaris.

Si la pasada semana el protagonista de nuestra página era Andrea Camilleri en esta ocasión nos ocuparemos del otro grande de la novela negra mediterránea. Hablamos de Petros Márkaris. Porque es imposible adorar a Montalbano sin encontrar algo del siciliano en el ateniense inspector (comisario tras su ascenso) Jaritos.

Portada del libro.

Son muchas las cosas en común que unen a los personajes –y hasta a sus autores–. Por ejemplo, Márkaris (Estambul, 1937) también engendró al personaje que le ha dado fama internacional al alcanzar la madurez, exactamente con 58 años. Lo hizo con Noticias de la noche, y luego han llegado otras 14 novelas en las que Jaritos, su adorable esposa Adrianí, su hija Katerina, su yerno Fanis y hasta su amigo Lambros, que incluso ha dado nombre a su nieto, han relatado a toda Europa, entre crimen y crimen, la debacle no sólo económica sino hasta social y educativa de Grecia, la cuna de la democracia o la filosofía y cuya deriva por la crisis de 2008 aún se deja notar entre el pueblo.

Con su último título, Ética para inversores, publicada en España como siempre por Tusquets, Márkaris intenta sacudir las conciencias de la izquierda política en un país que ha tenido que hacer frente a partidos como Amanecer Dorados. Jaritos está preocupado al comprobar como su amigo Zisis Lambros, comunista tan desencantado que llega a organizar un entierro para la izquierda (con féretro incluido) en el centro de Atenas, se postula como líder de un movimiento que intenta aglutinar a pobres de cualquier raza y condición, desde el inmigrante africano al asiático, desde el burgués de clase media que lo perdió todo por la crisis hasta el ateniense que nunca ha tenido donde caerse muerto. Pero claro, hablando de muertos, en las novelas de Jaritos nunca puede faltar un fiambre. O varios. En Ética para inversores tampoco. De hecho, el comisario y su equipo deberá hacer frente a un asesino en serie que se dedica a apuñalar en el corazón a inversores extranjeros que han llegado a Grecia para hacerse con suelo. El primero que cae es un saudí que pretendía comprar unos terrenos para construir un hotel, el segundo un chino que poco a poco se estaba haciendo con medio barrio de Exarjia y el tercero un periodista y asesor financiero que atraía a los especuladores como la miel a las abejas.

Un turco muy griego

Petros Márkaris (Estambul, 1 de enero de 1937) es un traductor, dramaturgo, guionista y narrador griego, conocido ante todo por sus novelas policiacas protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos. Por ellas ha merecido, entre otros galardones, el Premio Negra y Criminal, el Prix Point du Polar Européen, el Premio Arcebispo Juan de San Clemente o el Pepe Carvalho que entrega en Barcelona la BCNegra (2012). Se ha atrevido también con una muy personal guía de viajes de Atenas.

Sin dejar de vigilar con el rabillo del ojo el movimiento de Lambros, Jaritos tendrá que resolver estos asesinatos que pone sobre la mesa cuestiones que afectan a todas las grandes ciudades del mundo: ¿Es la inversión, sobre todo la extranjera, la única manera de salvar una economía maltrecha? Y, más importante aún, ¿qué valores guían a los inversores? Márkaris vuelve a demostrar que, además de la novela negra, le interesa la crítica social.

La saga: Philip Marlowe, el padre y modelo de los detectives

Cuando Raymond Chandler creó a Philip Marlowe posiblemente no era consciente que estaba engendrando a un detective eterno y que serviría de modelo a muchos otros. RBA ha editado un maravilloso volumen al que ha titulado Todo Marlowe y en el que figuran novelas como El sueño eterno, Adiós muñeca, La ventana alta, La dama del lago o El largo adiós, además de dos relatos por los que paseó su cinismo y su orgullo. Chandler no publicó su primera obra del genial detective hasta que cumplió los 50 años. Antes tuvo que ganarse la vida encargándose de defender los intereses de una compañía petrolífera. Al morir, en marzo de 1959 por culpa de una neumonía que le postró en un hospital de La Jolla durante algunas semanas, dejó estipulado que sus ojos fueran donados a la ciencia y que nadie leyera poemas o discursos en su funeral.

Marlowe merecería por sí mismo páginas y páginas, de hecho incluso hay un diccionario temático con algunas de sus citas. Una de ellas, recogida por Antonio Lozano en su espléndido Lo leo muy negro reza así: “El alcohol es como el amor. El primer beso es mágico. El segundo es íntimo. El tercero es rutina”. Si no saben qué regalarse háganse un favor y disfruten con el magnífico ómnibus de RBA que recoge lo mejor de su obra.

Fotograma de 'El ogro de Atenas'.

‘El ogro de Atenas’, la primera película del cine negro griego

Si la pasada semana hablábamos de Arroz negro por enlazar de alguna manera el cine italiano con Camilleri, en esta ocasión en que Márkaris y el ateniense Jaritos es nuestro protagonista vamos a acordarnos que la que está considera como la primera película de cine negro griega, considerada dentro de la cinematografía helena como su Ciudadano Kane particular. La cinta combina lo mejor del neorrealismo italiano y del uso de la luz del expresionismo alemán, y además cuenta con un protagonista, Dinos Iliopoulos, que enamora con una actuación memorable. En la película interpreta a un gris empleado de banca cuya vida da un vuelco cuando es confundido con un peligroso delincuente. Se estrenó en 1956 rodada en un majestuoso blanco y negro a las órdenes del realizador Manos Hatzidakis. Una obra maestra pero, eso sí, difícil de encontrar en las plataformas.

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